El andinista y reportero gráfico
Carlos Zárate Sandoval murió sin
cumplir su ascenso 516 al Misti
Deja la
herencia de sus 18 hijos y su
trayectoria
de amante de las montañas
La última vez que nos
vimos en octubre de 2016 me invitó a celebrar su cumpleaños 95 en la cumbre del
volcán Misti, a 5,822 de altura sobre el nivel del mar, el 21 de octubre de
este año y, modestamente, le dije: “Tomaré una cerveza en tu nombre, pero a
nivel del suelo”.
No pudo cumplirse el
compromiso. Carlos Zárate Sandoval, andinista ganador de varios récords en
visitas a la cumbre del Misti y otros picos de la cordillera peruana, falleció
el domingo 9, hace pocos días y nos dejó un vacío difícil de llenar.
Hasta entonces, el también reportero gráfico free lance de Arequipa, había completado la hazaña de subir al Misti 515 veces y numerosas veces a otros volcanes de esta Arequipa, que escogió para vivir y para morir.
Conocí a Carlos Zárate a principios de los años 60 cuando trabajaba en el diario El Pueblo, y recuerdo que siempre andaba con un traje de andinista, como si estuviera permanentemente preparado para salir de excursión a las montañas.
Y parece que así lo hacía como aquella vez que sirvió de guía a 33 parejas de jóvenes que querían darse el gusto -y se lo dieron- de casarse por todo lo alto, nada menos que en la cumbre del coloso tutelar de la Ciudad Blanca y cumplió como guía montañista, un récord difícil de batir: 515 ascensiones.
En el nacimiento del Amazonas
Fue también arriesgado reportero gráfico y alguna vez lo vi en una foto tomada por él mismo, al pie del nevado Mismi, en la quebrada de La Apacheta, cuando corrían las voces de que las nieves que daban origen al río Amazonas, estaban desapareciendo a causa del cambio climático.
Alguna vez recordé que
Carlos Zárate “algunas veces llegaba a la redacción con ese mismo traje de
colores y con la cabeza cubierta y decía con su voz aflautada por la emoción:
¡Acabo de llegar y les traigo unas fotos!”.
Le preguntábamos de dónde acababa de llegar y él como si tuviéramos obligación de saberlo contestaba con gesto de reproche: “¡Del Misti, pues, de dónde va a ser!”.
En esos años, el diario El Pueblo utilizaba fotógrafos independientes para cumplir misiones por encargo, ya que no contaba con un reportero gráfico de planta, y Zárate llegaba en su motocicleta, con la que se movilizaba para cumplir las órdenes que se le daban.
Instruyendo a los guías
Años más tarde, alejado –creo- de las actividades periodísticas, fundó una agencia de entrenamiento para guías de alta montaña, que tenía su sede en una pequeña oficina encristalada en la primera cuadra de la calle Santa Catalina y allí lo visité una tarde de aquel octubre de 2016.
Hablamos mucho de nuestros tiempos en El Pueblo, de las cámaras fotográficas que habían dado saltos tecnológicos gigantescos y en lugar de la pesada máquina que utilizaba antaño, las había ahora del tamaño de un teléfono celular.
No nos volvimos a ver hasta cuando leí, con retraso, la información de su muerte en el diario El Pueblo. En una anterior ocasión, el periodista Lino Mamani escribió una información que me llenó de alegría, porque Carlos Zárate se encontraba, interpreté con mucha confianza “camino a los cien años con el mismo ímpetu juvenil que lo llevó a la cumbre del Misti tantas… tantas veces, Carlos”.
Por esa nota me enteré
de otros pormenores de su vida, cuando, recién llegado a Arequipa con su
esposa, fue los ladrones lo asaltaron en las cercanías del hotel donde se
hospedó.
En una nota que publiqué en aquel octubre, repetí lo que me dijo alguna vez, que fue una suerte que cuando llegó a Arequipa de turista en 1955, los ladrones lo dejaran sin un cobre.
Lo dejaron sin pasaje de regreso
“Porque de lo contrario”, añadí, “hubiera regresado a La Oroya, donde estudiaba metalurgia y nos hubiéramos privado de un personaje que conquistó a pulso, con trabajo y esfuerzo el lugar de que ahora disfruta en Arequipa”.
Tuvo que dedicarse a la venta ambulante de hilos, pañuelos y telas, recuerda Mamani.
“Creo que fuimos los primeros ambulantes de Arequipa, que vendíamos (nuestra mercadería) de un lugar a otro”, le refirió a Mamani.
De sus 18 hijos -lo cual también es un récord- Miguel Coronado, heredó la pasión de su padre por la exploración de los nevados y descubrió en el Ampato, en 1995, a la famosa momia Juanita, que mereció posteriormente, informaciones de la mundialmente famosa revista National Geographic.
Con su desaparición,
Arequipa ha perdido un personaje cuya grandeza radicaba en su sencillez y
modestia, que son, a fin de cuentas, una enseñanza y un ejemplo.
Carlos, que los dioses de las montañas cuyas cumbres desafiaste, te guarden para la eternidad.
(Puede ver también Podesta te cuenta o www.podestaprensa.com del 6 de octubre de 2016)
(Imágenes del diario El Pueblo difundidas por Podestá te cuenta el 6 de octubre de 2016)
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