En la competencia por la compra
de elementos bélicos entre los
estados gana el más rico
La guerra
económica se libra en
simultáneo con
el campo bélico
Nota del editor – El siguiente es un
fragmento de un documentado análisis difundido por el portal The Conversation,
cuyo autor, Director Máster Geopolítica, Competitividad y Desarrollo Sostenible
IUIOG, Instituto Universitario y de Investigación Ortega y Gasset, Armando
Jiménez San Vicente, destaca la vital influencia que la economía tiene sobre los
conflictos armados entre los países.
Armando Jiménez San Vicente
La guerra
económico-financiera ya se utilizó con éxito en el siglo pasado contra Rusia,
causando el colapso económico de la entonces Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS).
El fin de la era comunista fue resultado de la incapacidad de la URSS para mantener el pulso económico con Estados Unidos. Simplemente no pudo mantener la competencia en gasto militar y el aislamiento comercial internacional del país, a pesar de que a finales de los 80 del siglo pasado también era una potencia económica por el valor de su PIB (aunque en clara desventaja frente al PIB estadounidense).
Ante la invasión de
Ucrania, los Estados Unidos, la Unión Europea y otros de sus aliados (Reino
Unido, Australia y Japón) presentaron una serie de sanciones
económico-financieras.
Estas han ido escalando intensidad conforme pasan los días y están dañando seriamente los intereses económicos rusos. Este es parte del arsenal de sanciones contra Rusia:
1 - Cierre al sistema financiero occidental. La prohibición de hacer o recibir transferencias internacionales a través del sistema de pagos globales SWIFT. Esta sanción impide a Rusia cobrar sus exportaciones de gas, petróleo, minerales y trigo, y pagar sus importaciones de otros bienes.
2 - Limitación de acceso a los bancos rusos a créditos internacionales. Esto se traduce en el encarecimiento de la deuda ya contraída y la deuda soberana rusa. Esta medida ha provocado una rápida depreciación del rublo (la moneda oficial rusa), que en una primera etapa cayó un 30 %. Con la segunda ronda de sanciones la moneda cayó un 12 % adicional.
3 - Presión a las empresas rusas en los mercados bursátiles internacionales. Esa medida ha provocado la caída del valor en bolsa de bancos y empresas rusas. Observamos un desplome en el valor de las cotizaciones de hasta el 40 %.
4 - Paralización de los activos del Banco de Rusia y de bancos públicos y privados. También se han impuesto sanciones contra líderes políticos y un número importante de oligarcas rusos. La acción afecta el patrimonio de la élite política y económica rusa y, por consiguiente, al apoyo interno a la invasión.
5 - Prohibición de movilidad a las aerolíneas rusas. Restricciones al uso del espacio aéreo de la Unión Europea por aeronaves comerciales rusas, así como a aviones privados de la cúpula política y económica de Rusia. Estas medidas estrangulan la conectividad aérea del país, fundamental en un mundo globalizado.
¿Cuánto puede resistir la economía rusa?
Esa es la gran interrogante. No solo por los altísimos costes de la guerra, sino también por el severo daño a la economía provocado por las crecientes sanciones internacionales.
La clave para el fin del conflicto bélico estaría, pues, en el dinero disponible para mantener la guerra y resistir las sanciones. Las prospectivas señalan que existen muy pocos meses de margen para Rusia. El país se encuentra en una clara desventaja frente a los países de Occidente.
Las cifras son
contundentes. El tamaño de la economía de Rusia es de cerca de 1, 5 billones de
dólares, lo que representa tan solo el 7 % del PIB de los Estados Unidos.
Por otra parte, la Unión Europea tiene un PIB conjunto de poco más de 15 billones de dólares entre sus 27 miembros, y el del Reino Unido es de 2,7 billones de dólares.
Esta batalla es asimétrica y, en el largo plazo, insostenible para Rusia. En el pasado, las sanciones económicas probaron ser más eficaces que las acciones militares.
Ahora, con múltiples frentes económicos occidentales abiertos, no será la excepción. En la nueva realidad bélica, las sanciones económico-financieras son mucho más rápidas y efectivas que las armas convencionales a la hora de causar daño al enemigo.
(Gráficos de The
Conversation)
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