suma la
súplica porque ha
descubierto
que tiene corazón
¿Conmovedor,
entristecedor, digno de compasión, el dramático pedido de un “samurai” que mató
y no tuvo compasión de los deudos cuyo corazón acuchillaba en La Cantuta, en los
Barrios Altos, en la desaparición y asesinato de nueve personas en el Santa?
... como yo hice matar |
Nos
enteramos -recién- de que tiene corazón.
"Si
regreso a prisión, mi corazón (¿?) no lo va a soportar. Está demasiado débil
para volver a pasar por lo mismo”, implora.
“No me
condenen a muerte, yo no doy más", remató. Realmente nunca dio nada a nadie, salvo a sus hijitos y a sus cómplices. Lo único que hizo fue quitar... hasta la vida y la libertad de sus semejantes
“Por
favor, no me maten”, “quiero pedir al presidente de la República y a los
miembros del Poder Judicial una sola cosa: por favor, no me maten", agrega
su mensaje, tan teatral como las lágrimas de la hijita que no quería que lo
indulten por cálculo político.
Quienes
lo vimos en persecución personal al fantasma de su cómplice quien ya estaba en
viaje a Panamá en el velero Karisma, nos resistimos a creer en estas suplicas.
Con el poder de vida y muerte |
Lo
recordamos diciendo “disolver, disolver, disolver” en el golpe que mató a la
democracia de nuestra patria y lo convirtió en dictador.
Luego
soportamos que destrozara los sindicatos de trabajadores, se apropiara del
Poder Judicial para que ningún juicio fuera fallado en contra de su satrapía y
sus cómplices, vimos a sus hijitos estudiar en los Estados Unidos, con su
humilde sueldo de 2000 soles mensuales, ¿se acuerdan?
Y vimos muchas
cosas más, como comprar al peso a la prensa que se puso en venta y a los empresarios
que aman más el dinero que su honor.
De ayer a hoy... puede rendir alguito |
Supimos lo
que hizo un fiscal trucho para apoderarse, por su orden expresa, de maletas con
elementos incriminatorios contra la dictadura y sus esbirros.
Lo vimos ensuciar
el avión presidencial con riquezas mal habidas en una fuga vergonzosa e indigna
que lo llevó al Japón donde aún permanecen sus cómplices.
Y, lo más
grave, vimos cómo sus órdenes cumplidas por un grupo de asesinos con licencia
gubernamental para matar, secuestraban y eliminaban a la gente que le era
incómoda.
Lloró porque no quería verlo afuera |
En fin, supimos
y vimos tanta maldad y cobardía -recordar el noviembre en que corrió a la
embajada japonesa ante un intento de golpe que buscaba el retorno a la
democracia- que nos parece mentira escuchar a ese samurai de opereta pedir que
no lo maten.
"Si
regreso a prisión, mi corazón no lo va a soportar. Está demasiado débil para
volver a pasar por lo mismo. No me condenen a muerte, yo no doy más", suplica.
¿Y el
corazón de los familiares de sus víctimas que luchan hasta hoy por la justicia
y qué él condenó a la soledad y al martirio de saber cómo murieron hijos, padres, hermanos, amigos?
El celular que lo maneja todo |
Ruega que
no lo maten pero no tiene gestos de arrepentimiento ni un ofrecimiento para
devolver lo que aún debe estar en manos de sus parientes en Japón, ni mueve un
dedo para pagar la reparación civil a que lo condenó la justicia por sus
crímenes.
Como ven,
ha llegado la hora de los llantos y las súplicas recurriendo al sentido de
humanidad de sus víctimas.
Es la
hora también de pedir el proyecto y debate de una ley para que el anciano desvalido
de hoy y el cruel dictador de ayer puede esquivar a la justicia por el único
motivo de tener 80 años. Una ley que se llamará, no lo dude usted, ¡¡¡Arberto!!! ¡Qué vergüenza!
Una ley que se llamará Arberto |
Esa ley,
si sale con la bendición del partido del dictador y sus compinches, favorecerá también
a otro asesino de nuestra historia, como lo han hecho notar observadores
preocupados.
¿Se
atreverán a tanto para evitar que el japonés condenado por crímenes contra la
humanidad vuelva a las rejas que le corresponden?
(Luis Eduardo
Podestá).
(Imágenes
diarios La República, El Comercio, DiarioUno)
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