PPK no se libra de
los pedidos para que
se vaya de una vez
Nota
del editor – Las frases que siguen a continuación NO han sido escogidas al azar.
Han sido seleccionadas con mala intención, si se puede llamar así, al deseo de
divulgar las más ingeniosas palabras vertidas por columnistas que no creen en
la santidad de los “inocentes”, sobre todo después de las declaraciones de
Barata y de la confesión de la Confiep, digna de inscribirse en una placa de la
infamia.
Verónika Mendoza:
Una "chanchita" empresarial |
“Porque,
a fin de cuentas, ¿qué es sino un pago adelantado de favores -para ser
diplomáticos y no decir coima adelantada- la chanchita de la Confiep?
¿Es
pura casualidad que el fujimorismo y otras fuerzas políticas beneficiadas con
la publicidad contratada por la Confiep defiendan luego los intereses de este
gremio?
¿Es
pura coincidencia ideológica que defiendan las exoneraciones tributarias
millonarias que benefician a estas grandes empresas?
¿Es por
pura generosidad que defienden los monopolios que les permiten poner los
precios que les da la gana a los medicamentos o los combustibles?
Que el
fujimorismo haya impedido con tanto ímpetu que se etiqueten los alimentos
envasados para alertar a las familias de su contenido dañino, ¿no tiene acaso
nada que ver con que los grupos Romero y Gloria de la industria alimentaria
hayan aportado a aquella famosa chanchita?”.
Pedro Salinas:
Contra la persecución religiosa |
“Y
Tubino insiste en su despropósito. Lo vi esta semana en la televisión estatal,
en una entrevista con Enrique Chávez, machacando su disparate.
Y
créanme que hice esfuerzos por entender la lógica de lo que decía. Pero era
imposible. Chávez estaba frente a un personaje que balbuceaba, profería
vaguedades, cantinfladas e incongruencias. Casi, casi como una AKM.
Tubino,
si me preguntan, podría ser un magnífico bufón. Y también un inagotable
perseguidor de blasfemos. Porque eso es lo que aspira aterrizar el legislador
de Ucayali y sus colegas del fujimorismo en el Congreso de la República.
Modificar
el Código Penal para meter a la cárcel a todos aquellos que no piensen como él,
que, ya saben, es un católico cucufato por los cuatro costados.
Para
enjaular a quienes hagan sátira de algún ensotanado. Para poner tras de rejas a
quien ose burlarse del cardenal. Y así”.
Hildebrandt en sus Trece:
Expresiva portada |
La impopularidad del Presidente de la República es un cáncer estadístico en etapa tres. Pedro Pablo Kuczynski padece una crisis terminal de legitimidad y confianza independientemente del escándalo “Lava Jato”.
La mayoría de peruanos lo rechaza y pide su renuncia porque PPK no ha dado la talla como gobernante y ni siquiera como un ejecutor de bríos moderados.
Hoy en día es un fantasma que pena en Palacio de Gobierno, coincidieron en señalar a esta revista los líderes de encuestadoras más importantes del país.
No hay tiempo que perder.
Si no queremos que el bicentenario de la república nos reciba con el mismo país del fracaso y la purulencia, deberíamos actuar.
El presidente Kuczynski debe irse. Es imperativo que salga de la escena. No hay regeneración posible con él simulando que preside esta deriva.
El presidente sucesor, Martín Vizcarra, debería gobernar un año y luego renunciar y convocar a nuevas elecciones.
Con el Congreso actual es imposible imaginar algún cambio que valga la pena.
Necesitamos renovarnos. Necesitamos depurarnos. Necesitamos refundarnos.
Necesitamos renovarnos. Necesitamos depurarnos. Necesitamos refundarnos.
El Comercio
“De los
cinco excandidatos presidenciales a cuyas campañas Jorge Barata declaró en días
recientes haber hecho aportes a nombre de Odebrecht, uno –Ollanta Humala– está
en prisión preventiva y otro –Alejandro Toledo– se encuentra prófugo.
(…)
Humala,
además, tiene que negar de plano la ocurrencia del presunto desembolso porque,
de no hacerlo, la persona a la que le estaría trasladando la responsabilidad
sería su esposa. Y Toledo, por su parte, tiene cargos más serios que el de los
supuestos donativos con los que lidiar.
En lo
que concierne a los otros tres, sin embargo, la reacción adoptada ha sido muy
similar. El presidente Kuczynski, Keiko Fujimori y Alan García, en efecto, se
han apresurado a apartar de sí la pesada carga señalando en el camino a otros
para que den la cara por lo que pudiera haber sucedido”.
Maritza Espinoza:
“Aunque
uno juraría que a los peruanos, siempre tan sufriditos pa’l castigo, ya nada
puede sorprendernos, el último miércoles fue un día que marcará un antes y un
después del caso Odebrecht, el escándalo más grande de nuestra historia
reciente -después, claro, de que nos enteráramos, el año dos mil, que don
Alberto Fujimori y su siamés, Vladimiro Montesinos, se habían levantado el país
en carretilla-, pues fue cuando Jorge Barata, el inefable segundón de Marcelo
Odebrecht, puso a bailar samba a toda nuestra clase política y a gritar,
todititos en coro, como remedos desesperados del travieso Bart Simpson: ¡Yo no
fui!
(…)
Así,
ese bendito miércoles nos enteramos cómo Barata (quién, en brillante chiste en
redes sociales aparece como serio aspirante al Oscar a mejor actor de reparto)
priorizaba o postergaba a los candidatos según sus posibilidades de triunfo,
calculando al milímetro cuánto le tocaba a cada pedigüeño, más o menos como
cuando Vladimiro Montesinos decidía darle diez millones a Ernesto Schutz por su
canalazo y apenas 50 mil verdes a Julito Vera, por su canalito: cifras en mano.
Y como
las cifras no mienten, Barata reveló que la más favorecida con la generosidad
de sus patrones fue nada menos que Keiko Fujimori, quien el 2011 recibió, en
total, un millón doscientos mil dólares (primero unos 700 mil y, luego, los
quinientos restantes, lo que explica prístinamente aquello de "aumentar
Keiko para 500 e eu fazer visita"), a través de don Jaime Yoshiyama, el
hombre que le manejó esa campaña y que, en el 2016, fue desplazado por los
joaquines y pepechlimpers que luego le jorobaron la candidatura con sus
entuertos.
Y eso
es todo por hoy domingo.
(Imágenes
captura de las publicaciones)
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