Meche, no
te opongas a que
venga el
sátrapa venezolano…
aquí
tendrá gran recibimiento
Nota
del editor – Con la agudeza que le es habitual, la periodista Maritza Espinoza
del diario La República comenta en el suplemento Domingo, la próxima Cumbre
de las Américas con sede en Lima y las humorísticas situaciones que se han producido en los
prolegómenos de tal cita, destinada aparentemente, para defender la democracia
en el continente, pero dedicada hoy a pintar con todos los colores del debate
previo, al sátrapa que gobierna la llamada República Bolivariana de Venezuela,
Nicolás Maduro. Lo que sigue son significativos fragmentos de lo que opinan
Maritza y otros columnistas del diario La República en cuanto a ese proceso
diplomático que se desarrolla a partir de la “invitación-desinvitación-persona
non grata-me voy por aire, mar o tierra pero llego”, con que la política internacional
reciente se ha con vertido en una payasada digna del Gran Circo Peregil.
Maritza
Expinoza titula su artículo como “El invitado indeseable” y, por supuesto, se
refiere “a ese guajiro con cuerpo de bodoque que heredó no solo las actitudes
matonas de su predecesor, Hugo Chávez, sino esa capacidad inagotable de hablar
pavadas”.
Aunque venga por un túnel... que venga |
Entre
ellas, recuerda, la “que provocó que un buen día -en otra cumbre presidencial-,
el hoy jubilado rey de España, don Juan Carlos “Elephant killer” de Borbón lo
mandara a callar como a un chupe cualquiera”.
“Esta
comedia de equivocaciones en la que se ha convertido la hoy polémica presencia
de Maduro en la Cumbre de las América comenzó cuando Pedro Pablo Kuczynski, en
su calidad de presidente del país anfitrión, decidió invitar formalmente a
Nicolás Maduro -en su calidad de presidente de un país americano, obvio-, para
luego darse cuenta de que la presencia de ese sujeto era una papa caliente que
enervaría los ya caldeados ánimos de un sector de la población que ve en el
bigotón llanero a la reencarnación de Satanás (sí, esos mismos para quienes los
dictadores de derecha son unas inmaculadas vírgenes, no importa cuántas muertes
y abusos carguen en su currículum)”, dice Espinoza.
Añade que
“entonces, en un giro descomunal, don Pipikey decidió lo que jamás se ha visto
en asuntos de relaciones internacionales: desinvitar al invitado con un
pretexto salido del generoso repertorio del cuerpo diplomático -ups, se
acordaron, providencialmente, que Maduro acababa de cambiar las reglas
electorales en su país, como si no hubiera hecho eso incontables veces, antes
de la invitación- y mandarle una carta por demás despectiva, lo que desató las
iras del sátrapa”.
Incontinencia verbal |
Prosigue:
“Como Maduro -repito, igual que Chávez- tiene una especie de incontinencia
verbal, no tardó en responder, iracundo, asegurando que él vendrá sí o sí, por
aire, por tierra, por mar o subsuelo, a la Cumbre de las Américas…”.
De
paso, continuó Maritza, “insultando de paso a su anfitrión (el inefable
Pipikey, cuyo ‘bobierno’ ya anda por el sótano de las encuestas de
popularidad), sino a todo el Grupo de Lima, al que calificó, cariñosamente, de ‘bodrio’”.
Remarca
luego que “lo loco de esto es que Kuczynski no es dueño de la cumbre, sino tan
solo presidente del país anfitrión, y decidir desinvitar a uno de los
presidentes sin consultar con los demás es no solo una soberana malacrianza,
sino un desaire a Venezuela, una nación que no tiene la culpa de tener al
impresentable que tiene de mandatario”.
Invitación y desinvitación
Comenta
seguidamente que “la actitud del gobierno peruano es tan torpe, que uno se
pregunta si de verdad tenemos gente en la cancillería capaz de afrontar estos
asuntos, porque desinvitar a un invitado a una cumbre presidencial, de la cual
solo eres anfitrión, equivale a que uno preste su casa para celebrar el cumple
de un amigo y, luego, se ponga a elegir a los invitados, de acuerdo a sus
simpatías y conveniencias, sin siquiera preguntarle al cumpleañero si está de
acuerdo o no”.
“Lo
peor es que, ahora, no saben qué hacerse con el muerto. Es decir, el vivísimo
Maduro, quien ha dicho que viene sí o sí, llueva, truene o relampaguee”, señala
luego.
Maritza
analiza: “Con eso, queda claro que se sentará en la segunda carta e impondrá su
presencia a los badulaques que metieron las cuatro y que ahora no saben qué
alternativa elegir: si tragarse su carta de desinvitación y recibirlo como a un
jefe de Estado cualquiera; si detenerlo en migraciones, con lo cual se
convertiría en el único venezolano al que no le abrimos las puertas en par en
par; si dejarlo llegar, pero no darle honores de jefe de Estado, con lo cual
estaríamos insultando a Venezuela; o dejarlo asistir a la cumbre pero
castigarlo con ‘mirada de desprecio’ al mejor estilo del Padre Maritín”.
Recordando al asesino de elefantes |
Y remata
poco antes del final con una valedera recomendación, con la cual estamos
plenamente de acuerdo: “Desde aquí, un consejo que podría resolver el problema
de un sopapo: invitar con carácter de urgencia al ya mencionado don Juan Carlos
de Borbón y sentarlo al lado del venezolano para que lo controle apenas
comience a hablar las barbaridades a las que nos tiene acostumbrados”.
“¿Se
imaginan? El pobre Maduro no podría ni abrir la boca, porque, en menos de lo
que dispara a un elefante, don Juanca le gritaría con su perfecto dejo
madrileño: ¡Coño! ¿¡Por qué no te callas!? (Y santo remedio)”.
Así se
hace verdadera política internacional, Maritza.
¿Cuándo se jodió PPK?
Pero
hay algo más, con la venia de la mesa.
¿Cuándo se jodió PPK? |
El
columnista Augusto Álvarez Rodrich se refiere también tangencialmente al tema
Maduro en el Perú y hace números: “El 93% de los peruanos rechaza a Nicolás
Maduro, pero por la manera tan lamentable como el gobierno manejó la
‘desinvitación’, el caso se vuelve un bumerán”.
Por lo
cual, y sin conservar el orden de los factores, se pregunta, reminiscencia de
una “conversación” literaria: “Aún si el presidente Pedro Pablo Kuczynski
superara la vacancia en marcha, su gobierno tendrá serios problemas para tener
éxito, pudiéndose plantear en su caso la pregunta clásica de la política
peruana: ¿Cuándo se jodió PPK?”.
Déjenlo venir
En la
misma edición dominical, Patricia Montero quiere que Maduro venga. Yo también.
Patricia
fundamenta su deseo:
“Yo sí
quiero que Maduro venga al Perú y sea enfrentado en esta tierra por los miles
de venezolanos a los que obligó a salir de su país escapando del hambre y la
miseria”.
Que Maduro venga y que le den duro... |
“Que le
griten ‘dictador’ y ‘corrupto’ con libertad y sin miedo. Porque aquí, no
recibirán un balazo, tampoco amenazas ni los meterán presos por decirle a este
sinvergüenza que los ha alejado de sus familias, que ha frustrado sus vidas y
el futuro de sus hijos. Ellos se merecen ese momento”, añadió.
Me sumo
al pedido. Que Maduro sienta en pellejo propio lo que se les grita a los dictadores
en un país libre, lejos de sus paramilitares y de los funcionarios que manejan
las instituciones como su gobierno quiere.
(Imágenes
de La República y archivo)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario