Maritza
Espinoza en la revista
semanal
Domingo descubre
las
confesiones de un personaje
Nota
del editor – Me permito -una vez más- piratear la columna “Choque y fuga” de la
periodista Maritza Espinoza Huerta del diario La República, aparecida ayer en
la revista semanal Domingo. Porque es sencillamente reveladora y un reflejo de
la realidad inmediata… e histórica. Tenga en cuanta, además, que cualquier
parecido con persona viva o vivísima, nacional o extranjera… es pura
coincidencia. Y ría, que la risa es buena para la salud.
Konfesiones
en el diván
La autora |
Por Maritza
Espinoza
Domingo,
7 de enero del 2018
“Sé que
todos me ven como una arpía sin sentimientos, como la mujer que vendería a su
propia madre si conviniera a sus intereses, como la que dejaría a su propio
padre en la cárcel si con eso pudiera mantener su poder, como la… Bueno, tal
vez un poquito, pero todo tiene una explicación en esta vida. Sin embargo,
ninguno de los que me odian, desde esos rojetes caviares proterrucos hasta el
insolente de mi hermano menor, son capaces de ponerse en mi pellejo.
“Mi
vida no ha sido fácil. No, señor. Ni siquiera cuando de niña tuve que aguantar
que mi padre llenara de apapachos al mocoso ese que era capaz de pasearse con
su boa en los Consejos de Ministros y hasta de burlarse de la calva del tío
Vladimiro sin que nadie le dijese nada.
“Y fue
en una de esas que papi y mami se pelearon. Bueno, pelearon es poco decir,
porque mami tuvo la mala idea de denunciar públicamente que mis queridos tíos
del lado paterno se levantaban la ropa que Japón donaba para los pobres del
Perú y les entregaban sólo el “estropajo”, y mi papi se enojó tanto que la
encerró en Palacio y la expectoró del cargo de primera dama. Luego, ella dijo
que la habían electrocutado, pero, como bien señaló mi hermana Sachie en Chile,
cuando la llamaron a declarar, mami siempre tuvo problemas emocionales, sobre
todo cuando le faltaba el litio.
"¿Quién dijo que perdí?" |
“Yo
tenía diecinueve años cuando tuve que agarrar el cargo de primera dama. Esos
fueron los días más felices con papi, hasta que, un buen día, después de que
salieran los videos de la colección del tío Vladi, se mandó mudar diciendo que
iba a una cumbre en Brunei y lo próximo que supe es que había renunciado desde
Japón.
“Entonces,
me quedé sola en Palacio y no sé qué habría sido de mí si no aparecía mi
querida Ana Vega, que vino a ser algo así como mi madre sustituta. Ella me guió
con sus consejos y me acompañó en todo momento, incluso cuando recompuse el
partido que papá dejó hecho puré por salvar su pellejo. Fue ella la que, en mi
segunda candidatura, me recomendó deshacerme de todos los carcamales que
rodeaban a mi padre, que no eran sino una sarta de inservibles que, en la
primera candidatura, sólo me hicieron perder votos con sus metidas de pata.
“¿Cómo
perdí la segunda vez? No, señores, no perdí. ¡A mí me robaron el triunfo! Es por
eso que hasta el día de hoy no he saludado al miserable ese de Kuchiski y me he
dedicado a hacerle la vida a cuadritos. Para eso estaba mi bankada llena de
becerriles, miquitorres y galarretas, que ladraban cuando yo chasqueaba los
dedos. Y digo ladraban porque ya no confío en nadie desde que el chinchoso de
mi hermanito me metió la puñalada más artera que ha recibido una lideresa
política de mi talla.
"Debí sospechar desde un principio..." |
“Debí
sospecharlo cuando comenzó a viajar por el Perú poniéndose todos los chullos
habidos y por haber, o cuando salía aparradito con PPK o con su esposa, o
cuando empezó a criticar a la bankada por hacer comentarios sobre mi padre,
como si decirle a alguien que se vaya a cuidar a sus nietos o que se tome su
agüita de azahar fuera una gran ofensa.
“Y
luego se puso tan igualado que tuve que mandarlo a suspender para ponerlo en
vereda, pero era tarde. Resulta que el muy zamarro ya tenía todo amarrado para
dejar que nuestro padre salga de la cárcel, donde, paterísimo él, iba a verlo
casi todos los días para confabular en contra mía.
“Cuando,
desesperada, intenté vacar a Pipikey para frustrar el indulto (con mi padre
fuera yo quedaba como un monigote sin poder), ocurrió lo que nunca esperé: que
diez pezuñentos de mi bankada, cuyos nombres ni conozco, decidieron rebelarse
en contra de la vacancia y me dejaron con los crespos hechos y, horror de
horrores, con mi padre libre, vivito, coleando y más sano que nunca.
"Papi ha vuelto por sus fueros..." |
“¿Qué
podía hacer? Tuve que poner la mejor de las caras y aguantarme la pataleta.
Envalentonado, mi hermanito me desafió a deshacerme de mi queridísima Ana Vega
y, ¿qué creen?, hice la finta de desembarcarla para no hacer mucho roche y para
que mi viejo se crea el cuento de que, nuevamente, como en otros tiempos, ha
logrado someterme a sus órdenes.
“Ahora,
mi futuro es incierto. Papi ha vuelto por sus fueros y será él quien decida la
candidatura del 2021. Por ahora, se ha dedicado a recibir visitas en la mansión
de La Molina que le pagan sus ayayeros. Dice que su sueño es reunirnos al
mocoso de marras y a mí, y hacer que limemos asperezas. Yo le seguiré la
cuerda, porque perdería más si no lo hago. Haré todas las concesiones que deba
hacer y sonreiré las veces que tenga que sonreír para tranquilizarlo. Sin
embargo, estoy segura de que sigue prefiriendo al galifardo de mi hermano y
que, si no hago algo pronto, lo elegirá candidato en mis narices.
“Esa es
mi triste historia doctor. ¿Me comprende ahora?
(Imágenes
del diario La Republica)
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