Periodista
analiza los riesgos
de una
ley de prensa en la
isla de
los hermanos Castro
Nota
del editor – A continuación se reproduce íntegramente el texto de un artículo
del periodista cubano Luis Cino Álvarez, en torno al reclamo de algunos colegas
al servicio del estado, de la dación de una ley de prensa en Cuba. Cino Álvarez
(La Habana, 1956) trabajó como profesor de inglés, en la construcción y la
agricultura. Se inició en la prensa
independiente en 1998. Entre 2002 y la primavera de 2003 perteneció al consejo
de redacción de la revista De Cuba. Es subdirector de Primavera Digital.
Colaborador habitual de CubaNet desde 2003. Reside en Arroyo Naranjo. Sueña con
poder dedicarse por entero y libre a escribir narrativa. Le apasionan los
buenos libros, el mar, el jazz y los blues. El siguiente artículo ha sido
extraído de CubaNet. Las imágenes pertenecen a Cuba Net y otros medios
informativos independientes de Cuba.
Martes,
18 de octubre 2016
Una
soga para el pescuezo
del periodismo cubano
Por Luis
Cino Älvarez
LA
HABANA, Cuba - Luego que el régimen les apretó todavía más las tuercas para
evitar que se salgan del plato, a algunos periodistas de la prensa oficial y
blogueros de los medios oficialistas y semioficialistas —cada vez se hace más
difícil diferenciarlos, de tan socialistas y dentro de la revolución como
aclaran ser— les ha dado por reclamar una ley de prensa.
Alegan
que así tendrían un marco legal en el que desempeñar su trabajo, tendrían
garantías y conocerían los derechos de que gozan, entre ellos el de tener
acceso a la información pública.
¿Será
ingenuidad o una movida inducida por el régimen para institucionalizar la
censura y el control (des)informativo? Malpensado que soy y advertido por experiencia
de que en Cuba no quedan ingenuos sino que se fingen, me inclino más por la
segunda posibilidad.
La ley solo convendría al régimen |
Solo al
régimen convendría tal ley. En cuanto a los comunicadores, los encerraría en un
marco —hecho por los carpinteros del corta y clava del Departamento Ideológico
del Comité Central del Partido Comunista— mucho más estrecho y rígido del que
hoy disponen.
Y con
clavijas, para estrecharlo en caso de
necesidad. Y sería perfectamente legal, inobjetable. Irreversible, como el
socialismo en la Constitución.
Sería
soga para su pescuezo. Pero aun así, hay periodistas que reclaman la dichosa
ley de prensa. Como si con ella se fuera a acabar el secretismo y la censura y
se fuera a democratizar la información cual tocada por una varita mágica.
Se abrió el debate |
Si en
algo ganarían los periodistas es que estarían
más protegidos. Un poco, solo un poco. ¿De qué? Va y logran evitar,
gracias a dicha ley, que cualquier funcionario les cuelgue el teléfono o le
cierre la puerta en sus narices, que un administrador les impida tomar fotos en
una TRD (Tienda de Recaudación de Divisas) o un pelotero le suene una trompada
porque le molestó la forma como reflejó su modo de jugar y la derrota de su
equipo.
Una
periodista de uno de los medios alternativos recién aparecidos, a diferencia de
la mayoría de sus ilusos compañeros, ha tenido la suficiente lucidez para
oponerse a una ley de prensa porque considera que es preferible “el marasmo
legal” —el término es suyo— que hoy existe, que es en definitiva, el que ha
posibilitado la supervivencia tanto de esos medios como de los periodistas
independientes.
Supongo
que los segundos seríamos las primeras bajas —y no precisamente colaterales— de
dicha ley: todos iríamos a parar a la cárcel.
Limitaciones a la libertad de expresión |
¿Qué
ley de prensa podríamos esperar de un régimen que limita la libertad de
expresión y de prensa con el pretexto de defender la soberanía y la seguridad
nacional? ¿Qué se puede esperar de una dictadura cerril que considera que
Internet es un arma de subversión ideológica?
Antes
de aprobar una ley de prensa habría que derogar la ley 88 y sacar del código
penal cubano figuras delictivas como la propaganda enemiga, el desacato, etc.,
que son castigados con penas de cárcel de entre 8 y 20 años de cárcel.
Y lo
que es más importante: habría que reformar la Constitución, que plantea en su
artículo 53 que los medios masivos son propiedad del Estado y no pueden ir en
contra de los intereses de la sociedad socialista.
¿Alguien recuerda otros tiempos del Perú? |
Esos
jóvenes comunicadores alternativos, oficialistas, paraestatales,
semioficialistas, como se les llame, que cándidamente hoy reclaman
desenvolverse dentro de una ley de medios, si son sinceros, si no son otra
jugada con trampa del régimen, al final terminarán en las filas del periodismo
independiente.
No les
quedará otro camino si no quieren ser meros propagandistas de una dictadura
decrépita y roñosa. Hasta que ya en democracia haya un periodismo que no lleve
etiquetas. (luicino2012@gmail.com).
(Imágenes
del periodismo independiente de Cuba y El Nuevo Herald)
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