El
“karoshi” o muerte por
exceso
de trabajo es problema
de
salud pública en Japón
“Si el
trabajo es salud, que trabajen los enfermos”, dice un viejo, irónico y cínico
adagio criollo, pero bromas aparte el trabajo en exceso se ha convertido en Japón
en una epidemia que mató a 2.310 personas en 2015, y ha obligado a las
autoridades a declarar que las muertes por trabajo excesivo son un problema de
salud pública.
Japón: el trabajo en exceso suele matar |
La
periodista Zaria Gorvett, de la BBC Mundo, informa en un reciente despacho que
el “karoshi”, que “en español significa muerte por exceso de trabajo, y aunque
parezca una leyenda urbana, es un fenómeno social reconocido en Japón desde
1987, cuando el ministerio de Salud empezó a recopilar estadísticas”.
El
asunto es tan serio y tan extendido que “si un juez determina que alguien murió
por karoshi, su familia recibe una compensación de unos US$20.000 por parte del
gobierno y pagos de hasta US$1,6 millones por parte de la compañía”, dice
Gorvett.
Ella apunta
que “al principio, las cifras oficiales reportaban un par de cientos de casos
cada año, pero ya en 2015 el número de víctimas alcanzaba las 2.310, según el
Ministerio del Trabajo en Japón”.
Otros dicen que las víctimas son 10 mil
Pero según
el Consejo Nacional en Defensa de las Victimas de Karoshi, “la verdadera cifra
puede llegar a las 10.000 víctimas anuales, más o menos el número de personas
que mueren cada año en accidentes de tránsito”, añade la BBC.
En Japón dicen que las víctimas pueden ser 10 mil |
Ahora bien,
Gorvett se pregunta si “realmente puede uno morirse por exceso de trabajo”, o
solo se trata de “una combinación de enfermedades mal diagnosticadas y la edad
del individuo” y si “es posible que haya casos de karoshi en otros sitios, sin
que el fenómeno haya sido reconocido”.
La periodista
refiere el caso de Kenji Hamada –en el Perú hay otro Kenji que no trabaja–, empleado
de una compañía de seguridad en Tokio, casado, quien “exhibía una ética de
trabajo impresionante”.
15 horas de trabajo y 4 en el transporte
Anota que
la rutina del Kenji trabajador, “incluía una jornada de 15 horas diarias de
trabajo y 4 extenuantes horas de traslados entre su casa y la oficina”.
“Un día
lo encontraron desplomado sobre su escritorio. Sus colegas asumieron que estaba
dormido, pero cuando transcurrieron varias horas y no se había movido, se
dieron cuenta de que estaba muerto”.
La falta de sueño atrae las enfermedades |
Lo
había matado un “un fulminante ataque cardíaco a la edad de 42 años”.
Kenji Hamada
murió en el 2009, dice la BBC, pero “el karoshi viene cobrando víctimas desde
hace 40 años, cuando un saludable hombre de 29 años sufrió una apoplejía —la
suspensión súbita de algunas funciones cerebrales, debida a hemorragia,
obstrucción o compresión de una arteria del cerebro— luego de acumular turnos
de trabajo en el departamento de distribución de uno de los periódicos más
grandes del país”.
Todo comenzó después de la guerra
Recuerda
que "después de la Segunda Guerra Mundial los japoneses eran los que
tenían las jornadas de trabajo más largas del mundo. Eran unos adictos al
trabajo de marca mayor", comenta Cary Cooper, experto en manejo del
estrés, de la Universidad de Lancaster, Reino Unido.
Prosperidad económica basada en el trabajo excesivo |
Así se
hizo el Japón moderno, pero, analiza Gorvett, “en el punto más alto de esta
burbuja de prosperidad, cerca de siete millones de personas (alrededor de 5% de
la población del país) mantenía una agobiante carga de 60 horas semanales de
trabajo, mientras que en países como Estados Unidos, Alemania o Reino Unido los
empleados tenían un horario de 9 de la mañana a 5 de la tarde”.
La BBC
recogió la declaración de Richard Wokutch, profesor de gerencia de la
Universidad Tecnológica de Virginia quien advirtió que "India, Corea del
Sur, Taiwán y China —las nuevas generaciones de economías emergentes— están
siguiendo los pasos que dio Japón en la posguerra hacia trabajar largas
jornadas".
Exceso de trabajo y falta de sueño: fatal combinación |
Gorvett
comenta, finalmente, que “en muchos países, parte del problema no es la cultura
de trabajar duro, sino la necesidad de aparentar que lo estás haciendo” y
precisa que “en Japón muchos empleados jóvenes se sienten incómodos si se van
de la oficina antes que sus jefes”.
Los choferes que se duermen en el Perú
Nada
que ver con el Perú –¿o sí? –, donde solo el trabajador independiente trabaja
más horas de las ocho que manda la ley, como lo demuestran algunos taxistas a
quienes pregunté cuántas horas diarias trabajaban. La respuesta era 16 en
algunos casos, y en general, doce o trece horas.
En ese
problema, están también los choferes dependientes de las empresas de transporte
que llenan dos o tres turnos a costa de su sueño y cuando despiertan están en
el fondo de un abismo, por haber dado “una pestañada”.
La
periodista de Zaria Gorvett tuvo la generosidad de lanzarnos un consejo: “Así
que la próxima vez que te quedes al final del día en la oficina, actualizando
tu perfil en redes sociales o explorando en internet, solo para hacer creer que
tu jornada es más larga, recuerda que esto puede incrementar el riesgo de que
tu expediente laboral termine con una palabra en japonés”.
(Fotos
de Getty Images, Thinsthock e Instock difundidas por BBC Mundo)
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