viernes, 29 de enero de 2016

El más indecente es candidato…

Gabriela Wiener habla en voz
alta de lo que los peruanos
sabemos y pasamos por alto

Nota del editor – El siguiente es un artículo de la columnista Gabriela Wiener, publicado hoy en La República. Lo entrego a la comunidad como una invitación a decir en alta voz y a actuar en consecuencia a la hora de emitir su voto. Gracias, Gabriela, por la advertencia.

El último esperpento
   
Por Gabriela Wiener

La autora
A esta hora la noticia de que el hombre que va segundo en las encuestas y es dueño de cuatro universidades plagió su tesis doctoral ya ha dado la vuelta al mundo, demostrando una vez más que el Perú es ese oscuro lugar en el que el más indecente es el que postula a la presidencia (y hasta gana).

Es la filosofía del “para pendejo, pendejo y medio”. Y el papelón es insuperable.

Otro récord peruano (Carlín-La República)
A saber, lidera las encuestas la hija y exprimera dama del hampón mayor, cuya lista al Congreso está llena de procesados y sentenciados por corrupción y peculado. Asoman también dos ex presidentes sobre los que se ciernen sombras y tinieblas y un cachaco acusado de asesinar a un periodista.

El último "doctorado" (Carlín-La República)
El panorama de órdago se completa con el candidato preferido de los empresarios, muy dado a aprobar concesiones mineras pero no leyes que permitan casarse a ciudadanos gays, y los “pragmáticos”, que hoy dicen una cosa, mañana otra y pasado cualquier cosa menos lo que piensan.

A diferencia de campañas electorales anteriores, en las que asistíamos a la eterna guerra sucia para embarrar al rival, hoy la suciedad está a la vista, no hay que inventarla, ellos se pintan solos, de cuerpo entero. No hace falta escarbar mucho para encontrar deshonestidad, ineptitud y farsa entre los más votados.

Años sin huella (Carlín-La República)
La podredumbre se exhibe con descaro. ¿Qué le falta saber al electorado peruano de sus candidatos para dejar de legitimarlos? Nada. Pero el nuestro es un país anestesiado, insensible, dopado por décadas de saqueo moral.

Casos como el de Acuña ya no están en nuestras manos, sino en las del Jurado Nacional de Elecciones, que tendrá que decir si este sujeto puede seguir en la contienda. Pero cabe la posibilidad de que, como ocurrió con las fechorías de los otros, este nuevo culebrón también quede impune.

Si permitimos que gente así nos gobierne, habremos dejado de ser un país de paradojas para volvernos una nación de estúpidos aletargados. Hora de despertar. (Gabriela Wiener).


No hay comentarios.: