Gabriela
Wiener habla en voz
alta de
lo que los peruanos
sabemos
y pasamos por alto
Nota
del editor – El siguiente es un artículo de la columnista Gabriela
Wiener, publicado hoy en La República. Lo entrego a la comunidad como una
invitación a decir en alta voz y a actuar en consecuencia a la hora de emitir
su voto. Gracias, Gabriela, por la advertencia.
El
último esperpento
Por Gabriela
Wiener
La autora |
A esta
hora la noticia de que el hombre que va segundo en las encuestas y es dueño de
cuatro universidades plagió su tesis doctoral ya ha dado la vuelta al mundo,
demostrando una vez más que el Perú es ese oscuro lugar en el que el más
indecente es el que postula a la presidencia (y hasta gana).
Es la
filosofía del “para pendejo, pendejo y medio”. Y el papelón es insuperable.
Otro récord peruano (Carlín-La República) |
A
saber, lidera las encuestas la hija y exprimera dama del hampón mayor, cuya
lista al Congreso está llena de procesados y sentenciados por corrupción y
peculado. Asoman también dos ex presidentes sobre los que se ciernen sombras y
tinieblas y un cachaco acusado de asesinar a un periodista.
El último "doctorado" (Carlín-La República) |
El
panorama de órdago se completa con el candidato preferido de los empresarios,
muy dado a aprobar concesiones mineras pero no leyes que permitan casarse a
ciudadanos gays, y los “pragmáticos”, que hoy dicen una cosa, mañana otra y
pasado cualquier cosa menos lo que piensan.
A
diferencia de campañas electorales anteriores, en las que asistíamos a la
eterna guerra sucia para embarrar al rival, hoy la suciedad está a la vista, no
hay que inventarla, ellos se pintan solos, de cuerpo entero. No hace falta
escarbar mucho para encontrar deshonestidad, ineptitud y farsa entre los más
votados.
Años sin huella (Carlín-La República) |
La
podredumbre se exhibe con descaro. ¿Qué le falta saber al electorado peruano de
sus candidatos para dejar de legitimarlos? Nada. Pero el nuestro es un país
anestesiado, insensible, dopado por décadas de saqueo moral.
Casos
como el de Acuña ya no están en nuestras manos, sino en las del Jurado Nacional
de Elecciones, que tendrá que decir si este sujeto puede seguir en la
contienda. Pero cabe la posibilidad de que, como ocurrió con las fechorías de
los otros, este nuevo culebrón también quede impune.
Si
permitimos que gente así nos gobierne, habremos dejado de ser un país de
paradojas para volvernos una nación de estúpidos aletargados. Hora de
despertar. (Gabriela Wiener).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario