Raúl
Villarán no soportó que
Arequipa
no le diera un éxito
Nota
del editor – Una versión de este artículo fue publicada hoy en un suplemento
especial del diario Correo de Arequipa, en homenaje al 53° aniversario de su
fundación. Con mis felicitaciones al personal actual de ese diario, esta evocación de aquellos días, en que estuvo en la Ciudad Blanca, el "rey de los tabloides", Raúl Villarán Pasquel, quien creó varios diarios peruanos y cuya obra cumbre parece ser la cadena de diarios de Epensa.
Raúl
Villarán era –es– considerado un genio del periodismo por haber creado
periódicos exitosos como Última Hora, Expreso, la cadena de Correo y, más
adelante Ojo que salía prácticamente gratis gracias a los originales de Correo,
debidamente “volteados” y adecuados al carácter festivo del periódico.
Raúl Villaán, el "rey de los tabloides" |
Pues
bien, Villarán estuvo en Arequipa para dar a luz al nuevo hijo de la Empresa
Periodística Nacional S.A. (Epensa), el diario Correo y como ya era habitual,
el nacimiento estuvo precedido de una intensa publicidad.
No se
libraron de ella –rectángulos con el logo en rojo de Correo–, además de los paneles publicitarios, los
postes del alumbrado público, los bordes de las veredas, los ómnibus, numerosos
vehículos menores, los cines, la naciente televisión y las radios. Correo se
anunciaba con toda pompa.
También
hubo gran despliegue de personal, y llegó a Arequipa el estado mayor de la
cadena encabezado naturalmente por el director de la cadena, Raúl Villarán, e
integrado por el destacado periodista de La Prensa, José González Málaga,
nombrado director, el editorialista Mario Castro Arenas, Guillermo Thorndike y
otros para reforzar el área informativa, y varios especialistas para talleres,
circulación, administración y publicidad.
Con Luis Banchero, primer dueño de la cadena |
El año
anterior fue nombrado jefe de redacción el extinto Jorge Hani Legunda y jefe de
informaciones el autor de esta nota, ambos provenientes del diario El Pueblo.
¡Y
llegó el día! El 28 de enero de 1963 se tiraron 25 mil ejemplares que varias
camionetas distribuyeron gratuitamente al público en los lugares de mayor
concentración de gente.
Segundo
día. Villarán dispuso que se tiraran diez mil ejemplares a la venta. Hubo una
gran devolución. En el tercer día los talleres lanzaron 5000 ejemplares y
fueron devueltos más de 3000.
No creía lo que pasaba |
Cuarto
día. Después de una siesta en la propia dirección del periódico, ubicado entonces
en la quinta cuadra de La Merced, Villarán nos llamó a Hani y a mí.
-¡Ahí
les dejo su periódico! Hagan lo que quieran con él. Yo regreso a Lima.
Por la
noche abordó el mismo automóvil que lo había traído de Lima porque tenía pánico
a los aviones y retornó a la sede central de la empresa. Esta desilusionado.
Por qué
ocurrió en Arequipa lo que no pasó en Tacna, Huancayo ni Piura, donde las
ediciones tuvieron éxito económico por su alta circulación, es un misterio que
pocos se animaron a develar.
Más
tarde, Villarán fundaría Ojo, un apéndice de Correo de Lima que salía casi sin
costo, porque tenía redactores de mesa, editores y diagramadores que utilizaban
el material de Correo, “volteaban” sus informaciones, les daban carácter ligero
y las titulaban con términos parecidos a los de Última Hora, también creación
de Villarán.
El genio
de Villarán en Arequipa no brilló y el autor de tantos exitosos diarios, se fue
con una frustración, quizá la única de su carrera genial. De las cien batallas
que ganó, el general perdió una en el sur. (Luis Eduardo Podestá).
(De El
periodismo que viví)
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