Se
conservan el caos del tránsito,
el
chaque y el chairo, y estrena
“perromuerto”
patrimonio mundial
Un
viaje de cuatro días no es para propiciar un exhaustivo análisis de la vida en
cualquier ciudad del mundo, pero vale para confirmar que el caos del tránsito de Arequipa se conserva como antaño, que el programa picantero sigue la tradición pero con
notables omisiones o alteraciones y que la Municipalidad Provincial pelea con cerveceros
artesanales y hace frente a un “perromuerto”
que amenaza en convertirse en patrimonio de la humanidad.
Plaza de Armas peatonal... con excepciones |
Se
conservan, por ejemplo, y ya se ha hecho tradición, la falta de semáforos en
importantes cruceros del llamado centro histórico, cuyo corazón, la Plaza de
Armas, es “peatonal” pero deja uno de sus cuatro costados para el tránsito
vehicular, porque dicen que no pueden privar a un supermercado de facilidades
para su carga y descarga de mercaderías.
Otros
dicen que no había más remedio que preservar esa vía como canal que alivie la
congestión del centro y para que los turistas tengan cómo fotografiar el caos
vehicular sin salir de la plaza.
Para
atravesar cualquiera de los cruceros sin semáforos, usted tendrá que lanzarse
al torrente de vehículos y estirar la mano en señal de paz para que los conductores
–que no se distinguen por su respeto al peatón– frenen obligados por su
presencia en la calzada.
En un solo carril de la Plaza de Armas |
Además,
si toma un taxi, tenga en el bolsillo la plata necesaria porque las tarifas
impuestas por la oferta y la demanda, las han colocado en el nivel de Lima y
otras ciudades del mundo calificadas como “caras”.
Algunos
atribuyen ese fenómeno económico al boom minero porque mucha gente gana más de
lo que debiera y gasta más de lo que puede. Y esto que la Tía María se cansa de
esperar.
Una costumbre nacional
Como es
costumbre nacional, también tiene plena vigencia en Arequipa el escaso respeto
por las canas y vi largas, inmensas, interminables colas de “pobres viejitos” –según
la socorrida frase del exlegislador Xavier Barrón–, bajo un sol inclemente
frente a las diversas oficinas del Banco de la Nación, donde cobrarían
pensiones o realizarían alguna gestión.
Colas para cobrar |
También
es costumbre nacional seguida religiosamente por las autoridades –desde guachimán
a gerente– molestar a los que progresan o se salen del carril y no aceitan la
mano de los que tienen poder de firma.
Así,
los muchachos de la Promoción 1951 del glorioso Colegio Nacional de la Independencia
Americana, que se reúnen religiosamente algunos mediodías para aplacar la sed
en un restaurante de la Alameda de San Lázaro –segunda cuadra de Carlos Llosa– me
contaron las vicisitudes de un fabricante y vendedor de cerveza artesanal,
ubicado en ese sitio.
Ocurre
que al norteamericano dueño del snack, bar, restaurante o lo que sea,
fabricante de cerveza artesanal, le cerraron el negocio por orden municipal diz
que por promover la reunión de gente de “mal vivir”.
Mis
hermanos de la Promo 51, que no son devotos de la cerveza, comentaban que “cómo
podía ser posible que se reuniera ‘gente de mal vivir’ en un local donde la
botella de cerveza cuesta entre 12 y 15 soles y un sánguche 25 soles”.
“Emborracharse
a ese precio costaría una fortuna, hermano”, comentó Rafael Vizcardo. Yo le
creo. Pero el establecimiento permaneció cerrado unos días por disposición
municipal que esgrimió aquellas razones.
Chaque a la moderna
Sigue
sin alteraciones, felizmente, aquella santa tradición de lunes chaque, martes
chairo, miércoles chochoca, jueves chuño molido, vienes menestrón, sábado caldo
de lomos y domingo sancochado.
El verdadero chaque de tripas |
Lo que
es de extrañar es que –por lo menos en el restaurante adonde fui– las papas del
chaque no son las mismas de antes, cuando las mamás las chancaban en un batán.
Ahora las sirven sin pudor cortadas a cuchillo y sin aquellas tripitas que le
daban su sabor característico. ¡Qué lástima!
Conste
que la estada de cuatro días no me permitió hacer visitas a picanterías que se
respetan por su tradición y anduve por el centro y pedí chaque en un
restaurante donde lo ofrecían. Para la próxima vez será.
Los que
no pierden su sabor son los buñuelos de doña Goyita en la esquina oeste de la plaza
de Yanahuara. Hay que darse un pase por allá, porque aparte de ser económicamente
para todo bolsillo, le recuperan a uno el sabor de la miel de otros tiempos.
“Perromuerto” patrimonio mundial
Para
cerrar con broche de plata, le cuento que por la prensa y los comentarios de la
gente me encuentro con un “perromuerto” de fábula cuyas víctimas fueron los proveedores
de los servicios que hicieron el éxito del Congreso de Ciudades Patrimonio que tuvo como
sede nuestra nunca bien ponderada Ciudad Blanca.
El
alcalde Alfredo Zegarra ha negado toda responsabilidad en el suceso, y declaró
que un señor Freddy Padilla fue encargado por la Municipalidad para organizar y
contratar servicios para tan magno certamen.
La arruga
se eleva a alrededor de un millón de soles, que relaman los proveedores a la
Municipalidad, y se han dirigido a la propia Organización de CiudadesPatrimonio del Mundo (OCPM) para quejarse y reclamar su pago.
Promete arreglar problema en 30 días |
Una
reciente información señala que el alcalde ha prometido, que “pese a que el
Municipio no tiene mayor compromiso con las deudas, se verá la forma de pagar a
los proveedores” en un plazo de 30 días, luego de una auditoría de los informes
financieros remitidos por el Buró de Convenciones y Freddy Padilla.
Lo malo
es que las malas lenguas dicen que a Freddy Padilla se le busca y no se le
encuentra, mientras la Municipalidad de Arequipa se ruboriza y la OCPM espera
marcando el compás con el pie.
Y eso
es todo por esta vez. Para la próxima prometo estar más tiempo y ser más
exhaustivo, sepa usted. (Luis Eduardo Podestá).
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