Primer
sentenciado del llamado
“proceso
inmediato” fue
por tocamientos
a una niña
A Teófilo
Quispe Quispe, de 42 años, residente en Moquegua, le tocó ser el primer
sentenciado por un tribunal de justicia de esa ciudad dentro del llamado “proceso
inmediato”, por el delito de actos contra el pudor en agravio de una menor de
edad, informó la agencia Andina.
Justicia rápida para delitos flagrantesa |
Quispe fue
condenado a cuatro años de cárcel, pena suspendida por decisión de la Corte
Superior de Justicia cuyos miembros desarrollaron la primera audiencia de
proceso inmediato por flagrancia delictiva, bajo las normas del Decreto Ley
1194 que entró en vigencia el domingo 29 de noviembre.
Quispe fue
sindicado como el responsable de realizar tocamientos indebidos a una menor al
interior de un vehículo de transporte público, el pasado 1 de diciembre al cuando
la víctima abordó un vehículo para dirigirse a su hogar.
La niña
avisó a su madre y ambas pidieron la intervención policial que detuvo “en flagrancia
delictiva” al sentenciado, quien luego de admitir su responsabilidad, se
sometió a la modalidad judicial de Terminación anticipada.
La
jueza del Primer Juzgado de Investigación Preparatoria de Mariscal Nieto, Ruth
Cohaila Quispe le impuso cuatro años de pena privativa de libertad suspendida
por tres años, fijándose el monto de la reparación civil en S/. 1,500.00 nuevos
soles, que el sentenciado deberá abonar en favor de la menor agraviada en el
plazo de 24 horas, dijo Andina.
La audiencia de seis minutos
Una de
las audiencias más rápidas que alcanzó un récord en la administración de
justicia peruana que solo duró seis minutos, fue probablemente la que se desarrolló mediante una videoconferencia entre la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema en Lima y una sala del
penal El Milagro de Trujillo, a 570 kilómetros de distancia.
Récord de velocidad en justicia penal |
La
revista del Poder Judicial El Magistrado de noviembre de 2010, recuerda que la
referida audiencia, se inició a las 9.08 y concluyó a las 9.14 de la mañana del
miércoles 10 de ese mes y año.
La Sala
Penal presidida por el magistrado César San Martín Castro, que debía resolver un recurso de revisión de sentencia, no se movió
de su sede en el Palacio de Justicia, mientras el reo Christian Omar Gallardo
Rivas, estaba en el penal El Milagro.
“Gallardo
estaba sentenciado a seis años de cárcel por haber dado muerte a su hijo, luego
de que la madre del niño lo abandonó y había pedido al máximo tribunal, por consejo
de su abogado, la revisión de su sentencia”, anotó la revista.
A través
de cuatro enormes pantallas los asistentes siguieron los detalles de la
audiencia que se iba a realizar.
“Se ha
dado paso a una audiencia con una tecnología informativa que ha probado su
eficacia”, dijo luego el doctor San Martín, “porque de lo contrario, esta Sala
hubiera tenido que viajar a Trujillo o el sentenciado venir a Lima, lo que
suponía gastos para unos y otros”.
Esa fue
la primera vez que la tecnología se aplicaba a una audiencia penal en la Corte Suprema
para un caso penal mediante una videoconferencia que permitió el contacto
visual y auditivo entre las partes.
El
condenado Christian Gallardo fue juzgado de acuerdo con las normas del Nuevo
Código Procesal Penal y se acogió a la modalidad de la conclusión anticipada,
lo que permitió también en Trujillo, que fuera juzgado con rapidez, en público
y en forma oral.
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