La
carne roja no está (aún)
entre los
cancerígenos
declarados
por la OMS
Los
argentinos fueron los más preocupados ante la advertencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que clasificó como potenciales cancerígenos “las carnes
procesadas” y otros agentes que producirían cáncer de estómago, colon
y otros males del tiempo en que vivimos.
Para aliviar el pecado de la carne agregarle verduras |
Y
aunque no sea plato de todos los días, un buen churrasco o un bife a la argentina siempre
bienvenido en nuestras mesas.
La prestigiosa
agencia BBC a través de su sección Ciencia publicó hoy que “la carne roja no
está en esta categoría, pues no existen pruebas concluyentes, aunque es ‘probable’
que lo sea, según la OMS”.
Añadió
que “la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la OMS (IARC
por sus siglas en inglés) publicó una lista completa y actualizada sobre todos
aquellos compuestos, agentes y factores que, con seguridad, causan cáncer a los
humanos y suman en total la vertiginosa cifra de 118”.
“¿Quiere
decir que los argentinos, con nuestros altos índices de consumo de carne,
estamos en peligro?”, se preguntó Fabiola Czubaj, en un artículo que firma en
el diario La Nación de Buenos Aires, y ella misma se respondió con optimismo: “
Sí, pero no tanto”.
Tampoco hay que exagerar con el asado |
A continuación
señala que los argentinos “figuramos entre las naciones que más carne consumen
y ocupamos el primer puesto en el ranking de las carnes rojas, con entre 58 y
59 kilogramos por persona por año. Pero, en las carnes procesadas, las más
riesgosas según la OMS, ni la costumbre de la picada logra que nos acerquemos a
Chile, España o Estados Unidos, donde los fiambres ganan terreno en la mesa
diaria”.
Por nuestro
lado, el nutricionista Óscar Roy Miranda, declaró al diario El Comercio que “no
hay alimentos tan buenos para ser consumidos todos los días y ningún alimento
tan malo como para excluirlo”.
Y luego
“advierte que si uno consume carnes rojas, debe acompañarlas con una porción de
vegetales para así impedir los efectos negativos”.
Y todos
tan felices. Los expertos consultados por el diario limeño, dicen que “un plato
de comida equilibrado debe estar dividido en tres partes. La mitad debe tener
verduras, mientras que una de las dos cuartas partes debe incluir carne, y la
otra debe contener cereales, tubérculos y menestras”. Ya lo sabemos.
El pollo destronó a la carne roja |
Que se
sepa, Lima se ha acostumbrado al consumo de pollo desde hace décadas porque es
más barato que la carne y según la Asociación Peruana de Avicultura (APA) cada
habitante consume unos 58 kilos anuales de pollo, mientras el promedio anual es
de 28 kilos por cabeza. Y sepa que el pollo es carne blanca.
Algunas
personas que hoy están en edad venerable, deben recordar que la carne roja –carne
de vaca la llamaban– era la preferida en la alimentación porque era más barata
que la carne de ave. En aquellos tiempos los pollos sí llegaban a la adultez
para convertirse en gallinas que entonces eran sacrificadas y vendidas en los
mercados a precios de carne de lujo.
La OMS recomendó
“consumir con moderación las conservas de carne para reducir el riesgo de
cáncer” y “no le pide a la población que deje de comer carnes procesadas”, pero
sí señala que “reducir el consumo de esos productos disminuye el riesgo de desarrollar
cáncer colorrectal", informó La Nación.
El diario
argentino indica, asimismo, que el problema de la carne procesada estaría más
vinculado con los métodos de cocción o preparación.
La cercanía del fuego es el peligro |
Juan
Manuel O'Connor, jefe de la Sección Tumores Gastrointestinales del Instituto
Alexander Fleming de Buenos Aires explicó a la periodista Fabiola Czubaj que
"el
abuso de las carnes rojas expuestas a la llama para su cocción o bien
procesadas industrialmente sumado al consumo exagerado de alcohol pueden desequilibrar
y generar cambios en la célula de la mucosa intestinal, lo que promueve
alteraciones y efectos procancerígenos".
Así que
ya lo sabemos. Todo con moderación y tendremos una larga vida, aunque haya que
hacerle caso a una parrillada de vez en cuando, o a un sabroso pollo a la
brasa, cuya carne también, como lo advierte el profesional argentino, está en
directo contacto con las llamas del horno.
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