viernes, 30 de octubre de 2015

Los carnívoros podemos tranquilizarnos

La carne roja no está (aún)
entre los cancerígenos
declarados por la OMS

Los argentinos fueron los más preocupados ante la advertencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que clasificó como potenciales cancerígenos “las carnes procesadas” y otros agentes que producirían cáncer de estómago, colon y otros males del tiempo en que vivimos.

Para aliviar el pecado de la carne agregarle verduras
Y aunque no sea plato de todos los días, un buen churrasco o un bife a la argentina siempre bienvenido en nuestras mesas.

La prestigiosa agencia BBC a través de su sección Ciencia publicó hoy que “la carne roja no está en esta categoría, pues no existen pruebas concluyentes, aunque es ‘probable’ que lo sea, según la OMS”.

Añadió que “la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la OMS (IARC por sus siglas en inglés) publicó una lista completa y actualizada sobre todos aquellos compuestos, agentes y factores que, con seguridad, causan cáncer a los humanos y suman en total la vertiginosa cifra de 118”.

“¿Quiere decir que los argentinos, con nuestros altos índices de consumo de carne, estamos en peligro?”, se preguntó Fabiola Czubaj, en un artículo que firma en el diario La Nación de Buenos Aires, y ella misma se respondió con optimismo: “ Sí, pero no tanto”.

Tampoco hay que exagerar con el asado
A continuación señala que los argentinos “figuramos entre las naciones que más carne consumen y ocupamos el primer puesto en el ranking de las carnes rojas, con entre 58 y 59 kilogramos por persona por año. Pero, en las carnes procesadas, las más riesgosas según la OMS, ni la costumbre de la picada logra que nos acerquemos a Chile, España o Estados Unidos, donde los fiambres ganan terreno en la mesa diaria”.

Por nuestro lado, el nutricionista Óscar Roy Miranda, declaró al diario El Comercio que “no hay alimentos tan buenos para ser consumidos todos los días y ningún alimento tan malo como para excluirlo”.

Y luego “advierte que si uno consume carnes rojas, debe acompañarlas con una porción de vegetales para así impedir los efectos negativos”.

Y todos tan felices. Los expertos consultados por el diario limeño, dicen que “un plato de comida equilibrado debe estar dividido en tres partes. La mitad debe tener verduras, mientras que una de las dos cuartas partes debe incluir carne, y la otra debe contener cereales, tubérculos y menestras”. Ya lo sabemos.

El pollo destronó a la carne roja
Que se sepa, Lima se ha acostumbrado al consumo de pollo desde hace décadas porque es más barato que la carne y según la Asociación Peruana de Avicultura (APA) cada habitante consume unos 58 kilos anuales de pollo, mientras el promedio anual es de 28 kilos por cabeza. Y sepa que el pollo es carne blanca.

Algunas personas que hoy están en edad venerable, deben recordar que la carne roja –carne de vaca la llamaban– era la preferida en la alimentación porque era más barata que la carne de ave. En aquellos tiempos los pollos sí llegaban a la adultez para convertirse en gallinas que entonces eran sacrificadas y vendidas en los mercados a precios de carne de lujo.

La OMS recomendó “consumir con moderación las conservas de carne para reducir el riesgo de cáncer” y “no le pide a la población que deje de comer carnes procesadas”, pero sí señala que “reducir el consumo de esos productos disminuye el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal", informó La Nación.

El diario argentino indica, asimismo, que el problema de la carne procesada estaría más vinculado con los métodos de cocción o preparación.

La cercanía del fuego es el peligro
Juan Manuel O'Connor, jefe de la Sección Tumores Gastrointestinales del Instituto Alexander Fleming de Buenos Aires explicó a la periodista Fabiola Czubaj que
"el abuso de las carnes rojas expuestas a la llama para su cocción o bien procesadas industrialmente sumado al consumo exagerado de alcohol pueden desequilibrar y generar cambios en la célula de la mucosa intestinal, lo que promueve alteraciones y efectos procancerígenos".

Así que ya lo sabemos. Todo con moderación y tendremos una larga vida, aunque haya que hacerle caso a una parrillada de vez en cuando, o a un sabroso pollo a la brasa, cuya carne también, como lo advierte el profesional argentino, está en directo contacto con las llamas del horno.


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