La misma
escuela de su padre
desde
la intoxicación con
bacalao
al no shock
Parecía
mentira pero era realidad. Keiko Fujimori, la hija del exdictador japonés que
nos tocó en suerte un día, ha cambiado su religión y ha renegado de la doctrina
de su partido, lo cual le ha traído ya de rebote algunas renuncias y soponcios colectivos de gente adicta.
Soponcio ante la nueva "doctrina Keiko" (Carlín-La República) |
Para
ella los crímenes de lesa humanidad de la dictadura de su padre no lo fueron,
sino “errores” que, extrañamente, el reo purga con 25 años de cárcel, lo cual
deja mal parada a la justicia, porque cómo puede ser posible una condena así
por simples errores. Para reírse, ¿no?
En
cuanto a la vilipendiada hasta hace cuatro días, Comisión de la Verdad y
Reconciliación, Keiko dijo muy suelta de rollos, que el trabajo que dicha
comisión hizo, “ha sido positivo para el país".
¿No era
que, según Marta Chávez, avalada por el japonés y la misma Keiko, en el informe
de la CVR “hay muchas cosas que no se conocen, es como algo tabú, han pasado 10
años y esa comisión no ha logrado ni reconciliar ni encontrar la verdad"?
Símbolo manchada con el color fujimori |
¿No era
que los más verdes de sus huestes echaron pintura anaranjada, su color
partidario, en el monumento el Ojo que llora, que evoca los miles de víctimas de
la dictadura de Arberto, el japonés?
Keiko
debe recordar con precisión que su padre, en el debate con Mario Vargas Llosa,
proclamó que no habría el shock económico que la ciudadanía temía, algo
que el premio nobel de Literatura 2010 no negó.
La
diferencia entre el japonés y Vargas Llosa fue que aquel mentía y este decía la
verdad, verdad que le costó la elección porque el inocente pueblo peruano
acicateado por el Apra de Alan García y por la izquierda de esos días, confió ingenuamente
y entregó sus votos al que ocho días después aplicaría el fujisock que todos
recordamos.
Primera dama visita a desplazada primera dama |
La hija
predilecta del japonés, que miró para otro lado cuando su madre Susana era
despedida del palacio por denunciar el latrocinio de su cuñada que vendía las ropas
donadas para los pobres, despojada de su situación de primera dama y luego
torturada, ha hablado en Harvard, entre otras mentiras, del respeto a los
derechos humanos de las mujeres esterilizadas contra su voluntad y le ha echado
la culpa a los médicos que la practicaron.
Menos
mal que la Federación Médica ha salido a señalar que aquello fue una política de
estado y no una decisión aislada de los médicos a quienes se encargó de
ejecutarla. Pero queda en plena acción política por lo menos un exministro de Salud
que fue cómplice de la tan inhumana disposición, está en una curul del
desprestigiado Congreso y se llama Alejandro Aguinaga.
El "esterilizador" pasa piola en el Congreso |
Los
otros dos fueron Marino Costa Bauer y Eduardo Yong y contra ellos hay una
acusación reabierta por la ejecución del llamado Programa Nacional de Salud
Reproductiva y Planificación Familiar que hizo la desgracia de miles de mujeres
peruanas, la mayoría de ellas residentes en pueblos apartados.
En fin,
basta leer algunos comentarios de especialistas que llaman a la desvergonzada
presentación, la “caviarada” de Keiko, –hijita que estudió con sus
tres hermanos en Estados Unidos con los 2 000 soles del modesto sueldo de su
papito– porque lo que dijo en Harvard ya lo hubiera querido decir el más
pintado líder de la izquierda.
Hija de
papá, tiene que mentir como su papá. Algunos de su partido y bancada que creen
en su sinceridad deben estar con el estómago revuelto, como si hubieran comido
bacalao en descomposición. ¡Ajjj!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario