Toribio
Cuba Valdivia, periodista
y
magnífico ser humano, ha muerto
y nos deja una lección de valentía
Quizá
la mejor lección para el periodismo del Perú de hoy, sea la palabra de ToribioCuba Valdivia, muerto el viernes 13 de una penosa enfermedad, en Arequipa, y
poco recordado por la gente con la que convivió la profesión durante 54 años de
su vida: “El periodista debe combatir la corrupción y luchar por la justicia
aunque nunca llegue”.
Toribio Cuba, el periodista |
Lo
recuerdo con cariño y reconocimiento, porque fue él quien una noche de abril de
1953, mientras participábamos de una comida en un restaurante de la calle
Arica, en Miraflores, me dijo: “Samuel Lozada está buscando un periodista. Si
quieres hacer la prueba podrías entrar a La Prensa”.
La
Prensa de aquellos años era el periódico en expansión que descentralizaba la
información a través de páginas especiales para cada departamento. Al día
siguiente estaba frente al doctor Samuel Lozada Tamayo, periodista y abogado,
para decirle que Toribio Cuba me había enviado a conversar con él, jefe de la
corresponsalía de La Prensa.
Lozada
no me preguntó mucho y desde entonces hasta hoy –han pasado 62 años– he
dedicado mi vida al periodismo y fue Toribio Cuba, de pequeña estatura pero muy
ágil para el cumplimiento de su tarea, quien me introdujo en este difícil e
incomprendido oficio que año tras año nos informa de cuán difícil es vivirlo.
Con
Toribio trabajé en el diario El Deber, entonces decano de la prensa del sur y
dábamos rienda suelta, con Daniel Neira, entonces corrector de pruebas en ese
diario y hoy abogado dedicado exclusivamente a su profesión, y con Javier
Bustamante Ibáñez, ya desaparecido y excelente periodista, a recias discusiones
sobre el periodismo, la literatura, nuestras organizaciones gremiales, todo al
compás de unas cervezas, de cuyo exceso Toribio se cuidaba.
Toribio Cuba (primero de la derecha) con el alcalde Velarde Soto y Luis Durand Florez (primero y segundo de la izquierda), en una reunión periodística. |
Luego
me fui al diario El Pueblo, cuyo director, Luis Durand Florez, estaba empeñado
en enfrentarse como diario local a la creciente hegemonía de La Prensa. Cuando
me pidió recomendarle a un buen periodista para la redacción, no vacilé en
decirle Toribio Cuba.
Y así
fue cómo trabajamos juntos una vez más, desde 1957 hasta 1962, año en que atendí el
llamado de una poderosa cadena periodística, que fundó los diarios Correo.
Toribio
Cuba no quiso abandonar El Pueblo y se quedó hasta 1990, como nos lo recuerda
la periodista Nexmi Daza, en una magnífica y conmovedora entrevista que publicó
en su blog al ocurrir la muerte de mi amigo.
Cuba también fue corresponsal en distintas épocas, de la desaparecida Última Hora y del antiguo Expreso y participaba en un panel de entrevistadores de la Televisora Sur Peruana.
Cuba Valdivia (segundo de la izquierda) en panel de TV |
Anudamos
lazos familiares con Toribio. Fue padrino de bautismo de mi segundo hijo,
Gonzalo, con quien lo recordamos ayer, cuando le comuniqué la noticia de esa
pérdida.
Su
corta estatura no le impidió alzarse en defensa de la justicia. “El periodista
debe combatir la corrupción y luchar por la justicia aunque nunca llegue”, le
dijo a Nexmi Daza en aquella entrevista.
También
le dijo en certero análisis de la realidad periodística: “Hoy todo es violencia
y corrupción en el Perú y al parecer el apocalipsis también llegó a los medios
de comunicación social que sólo difunden el crimen, el robo y resaltan la
crisis moral que vive nuestra sociedad. Los diarios muy pocas veces traen
buenas nuevas para los lectores y cada vez son menos los periodistas valientes
que investigan y combaten la corrupción”.
Entrevistando a Manuel Prado |
Tenía
un alma especialmente sensible y con él organizamos alguna vez en El Pueblo,
una navidad para cinco familias en la miseria que nunca pensaron que el Niño
Jesús que no esperaban se presentaría en la imagen de hombres de carne y hueso
que les traían, por lo menos por una vez en su vida, la abundancia navideña de
que los demás disfrutaban.
Esa nochebuena,
en que él y yo llegamos muy tarde a nuestras casas, lloramos al ver la
felicidad de aquellas cinco familias, todas con numerosos hijos pequeños a
quienes la solidaridad humana les llegaba por la vía de un periódico que se
conmovió con la miseria y quiso iluminar esa noche de paz para aquellas personas
que no esperaban nada.
No he
tenido la suerte de leer una semblanza de Toribio Cuba en el diario en que trabajó tantos años. Los otros medios de Arequipa tampoco lo han hecho, quizá
porque sus jóvenes protagonistas no saben de la enorme estatura profesional,
moral y humana de Cuba Valdivia.
Que
estas líneas sirvan de recuerdo, sencillo y sentido epitafio en memoria de
aquel hombre bueno que fue Toribio Cuba, mi hermano.
(Imágenes
del blog de Nexmi Daza y del archivo del autor)
1 comentario:
SR. PODESTA, MUCHAS GRACIAS EN NOMBRE DE MI FAMILIA Y DEL MIO PROPIO POR LA NOTA QUE LE DEDICA A MI PADRE.
SABEMOS DE LA GRAN AMISTAD QUE LOS UNIO A AMBOS. MI PADRE LO RECORDABA SIEMPRE CON MUCHO CARIÑO.
UN FUERTE ABRAZO A LA DISTANCIA.
ALVARO CUBA ARREDONDO.
alcuar64@hotmail.com
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