La Nasa
publica mapa de
las
bolas de fuego que han
caído
en los últimos 20 años
Según
el astrónomo Rafael Bachiller, se trata de uno de los fenómenos más
espectaculares que nos obsequia el Universo y son tema de frecuente
investigación cuando no de daños sobre la obra que los hombres realizan sobra
la faz del planeta Tierra.
Algunos solo son un espectáculo, otros son peligrosos |
La NASA
publicó recientemente un mapa sobre los por lo menos “556 cuerpos rocosos que
han creado meteoros brillantes de los denominados bólidos o bolas de fuego” que
han caído sobre la tierra, escribió el científico en el diario español El
Mundo.
En el
mapa referido la NASA indica que los 255 puntos anaranjados representan los
bólidos observados durante el día mientras que los otros 301 puntos azules son los
que pudo observarse durante la noche, todos ellos durante el periodo 1994-2013.
Eso
significa, dice Bachiller, que “se observan unos dos bólidos al mes por término
medio” y que “el tamaño de cada punto es proporcional a la energía óptica
radiada durante el estallido, que a su vez es una función del tamaño del
meteoroide al penetrar en la atmósfera”.
Cuerpos celestes caídos en la Tierra en los últimos 20 años |
Añade
que “los tamaños de estos cuerpos rocosos están comprendidos entre uno y 20 metros aproximadamente”.
Los astrónomos
llamar “meteoroides” a las partículas de polvo y hielo o rocas de hasta decenas
de metros que se encuentran en el espacio como residuo del paso de algún cometa
o de la formación del Sistema Solar.
Cuando
un meteoroide atraviesa la atmósfera de la Tierra produce un fenómeno luminoso
que, dependiendo de su brillo, puede ser llamado meteoro, bólido o bola de
fuego.
Se usa
la palabra meteorito para nombrar a los meteoroides que alcanzan la superficie
de la Tierra, cuando no se desintegran por completo en la atmósfera, escribió
el astrónomo.
Rafael Bachiller |
Bachiller
recordó, asimismo, que caen sobre la Tierra diariamente unas cien toneladas de
partículas de polvo y de material rocoso, “pero afortunadamente la atmósfera de
nuestro planeta actúa como un eficiente escudo protector pues en la fricción
con el aire, esas partículas y meteoroides quedan completamente calcinados en
su inmensa mayoría”.
Sin
embargo, llama la atención sobre experiencias extraordinarias y peligrosas como
lo ocurrido en Cheliábinsk, Rusia, el 15
de febrero de 2013, cuya explosión fue equivalente a la de 500.000 toneladas de
TNT (500 kilotones de energía), causó
más de 900 heridos y daños en numerosos edificios de al menos seis ciudades,
recordó Bachiller.
Señaló
que el de Cheliábinsk ha sido catalogado como “el bólido más violento de los
caídos en la Tierra desde 1908, cuando tuvo lugar el bólido de Tunguska en Siberia”,
también en Rusia.
El bólido de Cheliábinsk, un cuerpo violento |
En
cuanto a los peligros de los asteroides escribió que “estos empiezan a ser
peligrosos cuando superan un tamaño de unos 10 o 20 metros. Un asteroide mayor
de 35 metros podría ser capaz de destruir una ciudad, uno mayor de 140 metros
podría causar la devastación de toda una región, o un gran tsunami en caso de
caer sobre un océano. Uno mayor de un kilómetro podría causar una catástrofe
planetaria”.
Señaló,
finalmente que , “por supuesto, una vez conocido el peligro, hay que
desarrollar la tecnología necesaria para desviar la trayectoria de un gran
asteroide que fuese observado camino de la Tierra. El disparo de proyectiles
capaces de fragmentar el objeto o de alterar su órbita es posiblemente la
propuesta más conocida, aunque existen otras posibilidades, como el aterrizaje
de una nave sobre el asteroide que sea capaz de aplicar el impulso necesario
para desviarlo hacia una dirección sin peligro”.
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