José
Villalobos Ampuero era
médico y deja
un museo
de arte en su
propia casa
El primer
alcalde izquierdista de Arequipa, elegido luego del retorno de la democracia al
Perú en 1980, quien nunca ocultó sus convicciones en un pueblo mayoritariamente
conservador, José Villalobos Ampuero, acaba de morir y esta tarde será
sepultado en un cementerio de la Ciudad Blanca.
José Villalobos el médico político |
De muchas
personas dicen que cuando fallecen se van “en olor de santidad” o más
mundanamente “en olor de multitud”, como corresponde a personalidades que se
distinguieron por su bondad y solidaridad humana o por sus convicciones
políticas.
Se puede
decir esto de José Villalobos, médico de profesión, académico, y alcalde que, como él
mismo apunta “no se llevó ni un grano de arroz”, para graficar su honestidad
cuando fue el alcalde de la difícil ciudad de Arequipa.
Y se puede agregar que llevó como una cruz su fe política frente a otras fuerzas que contribuyeron al ostracismo en que vivió sus últimos años.
Y se puede agregar que llevó como una cruz su fe política frente a otras fuerzas que contribuyeron al ostracismo en que vivió sus últimos años.
Puede decirse
que fue un santo laico y un político incorrupto e incorruptible, de esos que tanta
falta hacen en estos y otros tiempos y que él podría ser el ícono de lo que
tanto deseamos para nuestra patria y nuestros dirigentes.
Entrevistado por Mabel Cáceres de El Búho |
Era lo mismo
que practicaba en su sencillo consultorio de un segundo piso frente al mercado
central de San Camilo en pleno corazón comercial de la ciudad. Tuve amistad con
él en el cumplimiento de mi tarea periodística a finales de la década de los
años 50.
Alguna vez
que salía de su consultorio, encontré a mujeres con sus niños que le traían
como obsequio una gallina, o un poco de fruta, según sus condiciones económicas
porque “el doctor no nos cobra ni un sol”. Pero sí, el doctor cobraba de
acuerdo con la percepción que tenía de sus pacientes. A los pobres les cobraba
un sol o los atendía sin cobrarles.
Cuando fue
elegido alcalde en 1980 yo estaba fuera de Arequipa, dedicado a tareas
periodísticas y me enteré de que él fue el primer burgomaestre marxista que el pueblo eligió y de que en su administración de la Municipalidad Provincial se distinguió
por su orientación humanista.
En las varias
ocasiones que tuve de visitar la ciudad en los años sucesivos, ya no lo
encontré dedicado a la política. Había desaparecido de esa actividad
silenciado por lo que él llamó, “las fuerzas reaccionarias que no respetan los
valores humanos”, según declaró en una entrevista que le hizo el semanario El Búho de Arequipa., al parecer su último contacto con un medio periodístico.
El hijo de Villalobos muestra el Museo |
A través de
esa misma entrevista que le hizo Mabel Cáceres, directora del semanario, me
enteré de que en el curso de veinte años, supongo que fueron parte de los que
duró su llamado “ostracismo”, la prensa solo habló “cuatro o cinco veces de él”.
Alguna noche,
en Arequipa, tuve oportunidad de verlo frente a una taza de café, dedicado a la
tertulia con amigos en un restaurante de la primera cuadra de Mercaderes y no
lo reconocí y él tampoco a mí. José Valdez Pallete, veterano periodista con
quien me tropecé esa noche en la misma calle, me reprochó “¿no has visto a José
Villalobos?, es ese que acaba de salir”.
En una
oportunidad, cuya fecha se me ha ido de la memoria, lo visité en su casa de la
calle Álvarez Thomas, una gran residencia con fachada tallada en piedra que, me
anunció, convertiría en museo de arte para la Arequipa que quería tanto. Ahora sé
que su proyecto se hizo realidad.
El museo que deja en herencia a su ciudad |
Esa casa de sillar y piedra de la primera cuadra de lo que una vez se llamó calle Ejercicios y hoy es
Álvarez Thomas en homenaje al héroe arequipeño de la independencia de las provincias
de Río de la Plata y su primer presidente, es hoy el museo que José Villalobos
construyó a lo largo de su vida.
Me duele su
desaparición porque fuimos buenos amigos, de una sincera pero lejana amistad. Supo ser generoso en su vida profesional y en su actividad política. Estoy
convencido de que el médico de los pobres y alcalde marxista de la Ciudad
Blanca José Villalobos, descansará en paz y satisfecho de la vida que dedicó a
su ciudad, allá donde esta tarde lo lleven para la eternidad. Luis Eduardo
Podestá.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario