Podría llegar a Alfa Centauro
en 42 años adonde naves de
hoy llegarían en 50 mil años
Preocupada porque la Tierra como planeta habitable tiene “sus
días contados”, Ekaterina Trúsheva, niña rusa de 13 años, decidió inventar una
nave para explorar el espacio y otros planetas adonde pudiera emigrar la
humanidad en menor tiempo del que necesita cualquier nave espacial del
presente. Y lo logró, según informó el diario ABC de Madrid en su sección de
Ciencias.
Ekaterina y su proyecto de veloz nave espacial |
“La nave, a la que Trúsheva ha bautizado como ‘Tierra’,
tendría una capacidad para 500 personas, los alimentos serían sintetizados o
cultivados a bordo y no le haría falta incluir ninguna fuente de energía, ya
que captaría mediante un embudo magnético el hidrógeno que se encuentra en el
ambiente interestelar. De esta manera, se reduce la masa y se aumenta la
velocidad del vehículo”, publicó el diario.
El invento de Trúsheva es capaz de hacer un viaje hacia el
sistema estelar Alfa Centauro, el más cercano a la Tierra dentro de nuestra
galaxia, en “tan solo 42 años”, una notable diferencia si se considera que las
naves estelares de la actualidad necesitan por lo menos 50.000 años para arribar
al mismo destino.
Alfa Centauro a solo 4.37 años luz de distancia |
La estrella Alfa Centauro A se encuentra a unos 4,37 años
luz (41,3 billones de kilómetros) de distancia y desde la antigüedad ha sido
considerada con gran importancia mitológica, por ser la más brillante de la
constelación del Centauro, lo que posibilita su observación sin telescopio. Los
astrónomos consideran que es, en realidad, la superposición de dos estrellas
brillantes de un posible sistema de tres.
La Agencia Espacial Europea (ESA) informó hace poco que la
estrella Alpha Centauri A de la Constelación Centaurus, “se está haciendo muy
popular por tener las mismas características de temperatura y masa de nuestro
Sol”.
Proyecto de Ekaterina interesa a la NASA |
El proyecto de la niña rusa fue elegido por el director del
Instituto Internacional de Educación Espacial de Alemania, Ralf Heckel, para
participar con su equipo en la competición de construcción de astromóviles destinados
para la exploración humana de la agencia norteamericana NASA, y si es aprobado sería construido en la
órbita terrestre.
La nave de Ekaterina Trúsheva ofrece la ventaja de que
podría usar como combustible el hidrógeno del espacio que sería comprimido y
calentado por reacción termonuclear, lo que unido a otros mecanismos conseguirían
la propulsión y velocidad necesaria.
Además, defiende Ekaterina, su construcción no sería
demasiado costosa y se podía incluso financiar gracias a los turistas que
quisieran viajar a bordo de su nave.
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