lunes, 2 de diciembre de 2013

Cuando Fujimori se quedó mudo

Los aficionados lo recibieron
con una silbatina homérica en
coliseo de Arequipa en 1997

El cierre de los XVII Juegos Bolivarianos Trujillo 2013, me trae a la memoria un incidente antidictatorial que quizá marcó un peldaño en la declinación del gobierno de la década oscura. Y he recordado ese asunto porque la clausura de esta edición de los Juegos en la ciudad de Trujillo se realizó con  todos los honores y en el mejor de los ambientes.

Los Juegos de Trujillo... con todos los honores
El incidente a que me refiero ocurrió en la ceremonia de apertura de los XIII Juegos Bolivarianos Arequipa 1997 el 17 de octubre de ese año y quien escribe estas líneas trabajaba en la jefatura de edición del diario La República, edición del sur.

Visto que el exdictador se desespera por hablar no solo por teléfono y por usar las redes sociales en una suerte de campaña política permanente, vale recordar la tarde de aquel día en que el entonces dictador Alberto Fujimori enmudeció en siete idiomas y la sonrisa con que entró al Coliseo Arequipa se le congeló ante miles de aficionados al deporte.


En efecto, apareció sonriente en escena e intentó mandarse un discurso. Pero en cuanto el locutor anunció que el presidente bla bla bla iba a declarar inaugurados los Juegos, arrancó una silbatina de dimensiones homéricas.

Asustado como pollo en corral ajeno (Foto Caretas)
Los funcionarios que lo acompañaban no sabían qué hacer y solo atinaban a mirar a todos lados, como si con esa mirada intentaran acallar el prolongado abucheo.

Al dictador no le quedó otra que decir ante el micrófono “declaro inaugurados estos juegos…” y si planeaba decir algo más se le ahogó en la garganta. Dio media vuelta y salió del coliseo. De inmediato se fue al aeropuerto y regresó a Lima.

La revista Caretas publicó una información sobre el asunto con el título “Rechiflan y Requintan” y anotaba más adelante que “fue la intervención oratórica más corta del septenato fujimorista: ‘Hoy 17 de octubre de 1997 declaro inaugurados los XIII Juegos Deportivos Bolivarianos’, dijo apenas audible y en medio de la ya estruendosa rechifla que recibió el Presidente de la República en Arequipa”.

Solo han pasado 16 años de aquel incidente, pero ante el riesgo de que se pierda en la memoria colectiva, lo hago presente porque entraña un homenaje a la rebeldía de aquellos ciudadanos que supieron repudiar en su momento a en la persona misma del responsable de ella a la más oprobiosa dictadura del siglo pasado.

Y creo que el recuerdo de aquella tarde puede servir también de lección para quienes tratan hoy por desconocimiento de la historia reciente, por conveniencia personal o política o simplemente por nostalgia desearían reentronizar las viejas prácticas del hoy paciente japonés, preso por delitos contra los derechos humanos y corrupción. (Luis Eduardo Podestá).


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