Ya está entre nuestras sanas
costumbres, pero… en
fin
El halloween,
costumbre norteamericana denominada también como la Noche de Brujas, ya se
introdujo entre nosotros y no solo hay ahora grupos de niños de puerta en
puerta en busca de caramelos sino que hasta se organizan fiestas de disfraces
en que la sangre aparece en cada máscara y se premia la apariencia más tenebrosa.
Todo vale en noche de brujas y decapitados |
Qué le vamos a hacer.
La fiesta tuvo su origen en costumbres campesinas europeas y llegaron a Estados
Unidos con los inmigrantes. En Nueva Inglaterra la rechazaron, dicen los
historiadores, pero lo contrario ocurrió en las colonias sureñas desde donde se
extendió a otros lugares del país.
La historia dice que
los celtas, como otras naciones europeas de la antigüedad, celebraban el
término de las cosechas al finalizar el día 31 de octubre, con danzas y
disfraces que incluían máscaras para ocultar temporalmente la identidad.
Todo también tiene su precio |
Al parecer, como casi
todos los actos de las viejas comunidades, los festivales tenían también la
finalidad de librarse de los malos espíritus.
Halloween sirve ahora
para que, como ha ocurrido en fiestas patrias y en navidad, día de la madre,
del padre y otros “días” creados para llenar las tiendas, los comerciantes
acopien más ganancias de las que debieran.
Así debe celebrarse, niños |
Los niños se
disfrazan, recogen caramelos o hacen fiesta. Si estamos en plan de imitar lo
que viene del norte, más tarde o más temprano, los vecinos decorarán sus casas
con luces en otra imitación navideña y con calabazas huecas iluminadas. Es
cuestión de esperar.
Y bueno, aquí tenemos
en simultáneo el Día de la Canción Criolla y felizmente no se olvida. Hay que
torcer un poco la mano comercial, bajar la intensidad del halloween y aumentar
el volumen de los valses y polkas para recordar lo nuestro en una peña o en la
intimidad de la propia casa.
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