Javier de Belaúnde sobrevivió en
1950 a las balas que mataron a dos
miembros de un parlamento de paz
En mayo cumplió 104 años de una existencia
ejemplar
El hombre que hizo de la política “una tarea ética” y un
apostolado y que “no se metió el Perú al bolsillo”, don Javier de Belaunde Ruizde Somocurcio, quien sobrevivió a las balas de una dictadura que mataron a dos de
sus acompañantes cuando cumplía una misión de paz, ha muerto a la edad de 104
años de edad.
Javier de Belaunde entró en la eternidad |
Lo que no pudo una ráfaga de balas el 14 de junio de 1950
a las 8.15 de la noche en la Plaza de Armas de Arequipa, lo hizo la segunda
neumonía que sufrió en los últimos días. Se había recuperado de la primera,
refirió su hijo Javier de Belaunde López de Romaña, pero la segunda neumonía le
asestó el golpe final después de 104 años y 38 días de una existencia
ejemplar.
Aquella lejana noche de 1950, Javier de Belaunde y tres
ciudadanos arequipeños habían salido de la Municipalidad de Arequipa, bajo la
protección de una bandera blanca, para pactar una tregua con el entonces
comandante Genaro Cardeña, jefe militar de la ciudad, ante la renuncia del
prefecto coronel Daniel Meza Cuadra y evitar un mayor costo de vidas en el tercer día de una rebelión que la dictadura de Odría quería sofocar a
sangre y fuego.
Don Javier, Carlos Bellido, Arturo Villegas y Arnoldo Guillén
cruzaron la calzada y antes de entrar en la plaza propiamente dicha una primera
descarga hirió gravemente a Bellido. Guillén, con el sombrero atravesado por
una bala y Javier de Belaunde se refugiaron detrás de un pilar de
mármol que adornaba la esquina de la plaza. Villegas levantó la bandera blanca
y una segunda descarga lo hirió de muerte.
De Belaunde resistió sucesivas descargas y luego de
volver a la Municipalidad, sede de la resistencia popular bajo la dirección de
Francisco Mostajo, salió en una nueva misión parlamentaria precedido por una
bandera blanca y llegó a pactar los términos de un alto el fuego en la ciudad
convulsionada.
Prohibida una protesta pública en la Plaza de Armas, los
manifestantes se pasaron rápidamente la voz: Al Teatro Municipal.
Javier de Belaunde se encaramó en un muro en construcción de lo que sería más tarde la sede
del Banco Internacional para improvisar un discurso y llamó a la lucha contra la
dictadura.
Los manifestantes entraron en el Teatro Municipal para
escuchar a los líderes de la Colación Nacional, que agrupaba a
varias organizaciones políticas que buscaban poner fin a la
dictadura militar.
El día de su cumpleaños número 100 con su hijo Javier |
Pero la policía lanzó bombas de gas desde la galería del
teatro hacia la platea repleta de gente. Hubo una estampida y varios heridos y otros
con síntomas de asfixia.
Pero aquello fue el principio del fin de la dictadura de
Odría. Días más tarde, prsionado por un paro general y protestas, el siniestro
ministro de Gobierno (así denominado entonces al ministro del Interior actual)
Alejandro Esparza Zañartu renunció y la dictadura con ausencia de ese brazo
brutal com enzaó a derrumbarse.
Javier e Belaunde, quien mañana miércoles será inhumado
en el cementerio Jardines de la Paz en un nicho reservado para él, junto al que
ocupa su esposa Carmela López de Romaña, nació en el soleado valle de Majes el
18 de mayo de 1909.
Fue abogado, político e historiador y fue nom brado
ministro de Justicia durante el primer gobierno del arquitecto Fernando
Belaunde Terry. Fue fundador del Frente Democrático Nacional y más tarde del Partido
Social Republicano, de la Liga Democrática Nacional y del Partido Demócrata
Cristiano.
Nietos Alberto y Javier. A ellos dedica sus mejores palabras |
Deja
dos hijos, Javier e Inés de Belaunde López de Romaña.
El
cariño que tuvo por la tierra donde nació se expresa en las palabras con que
abre su libro Políticos por v ocación: “Al pueblo de Arequipa, que
reiteradamente me brindó su confianza. Conc ariño y gratitu de Carmela, a mis
hijos y nietos”.
Y en
otras palabras en el mismo libro anota su profesión de fe: “Me declaro político
de vocación porque considero que la política constituye un nobilísimo
apostolado para quien la ejerce con decoro y patriotismo, sirviendo a su patria
y a su pueblo”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario