Don Javier de
Belaunde
siempre declaró que
la
política es un apostolado
El sábado 18 de mayo,
ayer, el doctor Javier de Belaunde Ruiz de Somocurcio, cumplió la extraña edad
de 104 años y siempre ha creído, como lo escribió en un Manifiesto al Pueblo de
Arequipa en 1945 que “la política constituye un nobilísimo apostolado para
quien la ejerce con decoro y patriotismo”.
Javier de Belaunde: "no se echó el Perú al bolsillo" |
En esa misma ocasión
escribió: “Me declaro político por vocación”. Y, en efecto, ejerció su extensa
carrera política desde su juventud en los claustros universitarios hasta hoy,
cuando en la tranquilidad de su hogar barranquino, descansa perfectamente
lúcido, pero afectado por una sordera que no logra aislarlo de la gente.
Por voluntad propia y
decisión de sus familiares no recibe visitas, pero esta fecha da ocasión para
recordar su cumpleaños número cien, cuando en muestra de cariño y respeto,
concurrieron a saludarlo políticos de todos los colores del arcoíris.
Allí también estuvieron
Alan García, entonces presidente de la nación, Javier Alva Orlandini, alto
dirigente de Acción Popular, el partido que fundara el dos veces mandatario
Fernando Belaunde Terry.
Eusebio Quiroz: el elogio al patriarca de la política |
Fu el arequipeño
historiador Eusebio Quiroz Paz Soldán, quien hizo una reseña biográfica de don
Javier e incidió en que es un hombre que siempre cultivó “la coherencia entre
lo que se dice y lo que se hace” y remarcó que “hizo de la política una tarea
ética”.
Quiroz Paz Soldán concluyó con una frase que resultó picante para algunos
practicantes de la política actual que han encontrado en ella su modo de vivir
bien a toda costa: Don Javier “no se metió el Perú al bolsillo”.
Coincidió
con él, Javier Alva Orlandini, exministro de Fernando Belaunde, quien describió
la ejemplar vida política de Javier de Belaunde, e hizo un recuento histórico
de lo que le tocó vivir y recordó en especial, para rubor de Alan García, el periodo en que el Apra cogobernó con José
Luis Bustamante y Rivero cuando “los apristas se olvidaron de que eran parte
del gobierno” y promovieron la destrucción de la democracia.
Recordó
la lucha de Javier de Belaunde contra las dictaduras de Manuel Odría, Juan
Velasco y más recientemente la de Fujimori y lo calificó de combativo
legislador, cuya misión en el Congreso no estuvo “para aumentarse el sueldo ni
para los gastos operativos sino para servir a la nación”.
Javier de Belunde e hijo, necesaria coordinación |
Luego,
Javier de Belaunde López de Romaña, hijo mayor del centenario político, anunció
a su padre y advirtió que tenía de él, la autorización para sacarle tarjeta
amarilla y hasta tarjeta roja, si se excedía en el tiempo de su discurso. No hubo
necesidad de hacerlo. Javier padre ocupó el tiempo justo para decir lo que
tenía que decir.
Desde
su silla de ruedas, Javier de Belaunde dijo que para él “la política fue un
apostolado al servicio de la patria”.
Recordó
las heroicas jornadas del pueblo de Arequipa en que participó en 1950 y 1955,
tras la segunda de las cuales, cayó el siniestro ministro de gobierno de la
dictadura de Odría, Alejandro Esparza Zañartu.
"Mi único mérito es la honradez"
Hizo
una invocación para “acabar con los antagonismos y lograr la recuperación moral
del Perú” e invitó a todos a unirse en “una gran cruzada para hacer un Perú
mejor para todos”.
Calificó
el acto de homenaje como una “reunión de afecto y de civismo” que no merecía
porque “el único mérito que puedo exhibir es mi honradez”.
Ahora que ha cumplido
104 años, tengo en mis manos su libro Político por vocación y me emociona releer la dedicatoria con
que generosamente me lo entregó, un día de mayo hace
cuatro años.
cuatro años.
Con su mano
temblorosa escribió: “A mi dilecto amigo Luis Eduardo Podestá, brillante
periodista de intensa trayectoria, como testimonio de afecto y estima a sus
cualidades morales e intelectuales que lo enaltecen. Javier Belaunde. Barranco
26 de mayo de 2009”.
¡Que sigan más cumpleaños, don Javier! |
Palabras que consigno
por venir de quien vienen y que tienen un elevado significado para mi modesta
tarea que él supo entender desde cuando nos conocimos en 1955, él subido a un
muro en construcción para llamar al pueblo a la lucha contra la dictadura
de Odría y yo con mi libretita de apuntes tratando de captar no solo sus
palabras sino la llamarada de rebeldía que las impregnaban.
Llamé ayer a
su casa. El señor Valdivia que lo cuida por encargo de su familia me dijo que “el
doctor se encuentra bien, pero no puede recibir”.
Lo comprendí. Le dejé
un saludo y estoy seguro de que cuando se lo han dado, recordará aquellas
jornadas dramáticas de la gran rebelión de Arequipa en 1950 y de 1955, que se
trajo abajo al entonces ministro del Interior Alejandro Esparza, en lo que
constituyó el comienzo del fin de la dictadura de Manuel Odría.
Que esa larga vida,
don Javier, mantenga su espíritu de siempre y que su ejemplo de servicio a la
patria sea escuchado e imitado en la búsqueda del país que los peruanos merecemos.
Luis Eduardo Podestá
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