Terror y exhibe fotos y
escombros de lo que fue
Nota - Esta es el primero de tres artículos sobre la parte
del Muro de Berlín que conocí durante una visita que hice a Europa en 2003 y
que cobran actualidad ante la perspectiva de que una parte importante de
aquella pared, la llamada East Side Gallery, una exposición de arte al aire
libre, quede destruida para dar paso al desarrollo urbano de Berlín.
El Muro de Wilhemstrasse y Niederkirscherstrasse |
Parte del Muro de Berlín que dividió
la capital alemana durante 28 años durante la Guerra Fría, es el trozo
que conocí a poca distancia del Checkpoint Charlie, hoy también uno de los
lugares más visitados por los turistas.
Ayer me enteré por la prensa alemana y sus rebotes en el
exterior que iba a ser demolido un trozo más grande del Muro, convertido en la llamada East Side
Gallery, sobre cuyos paños de concreto, de 1.3 kilómetros de largo, han
pintado sus obras unos 120 artistas de todo el mundo con temas alusivos a la
división de Berlín, cuando el mundo también estuvo dividido entre Occidente y Oriente
1.3 kilómetros convertidos en galería de arte |
Mi hija Beatriz y yo visitamos esta parte del Muro y
realmente quedamos impresionados. Lo que sigue es un resumen de lo que escribí
para el libro “Un cholo descubre Europa”.
El trozo llamado Topografía del Terror en el centro berlinés |
Fuimos a visitar y recorrer esa suerte de museo al aire
libre en que se ha convertido el muro de Berlín, es decir, el trozo de una
cuadra de largo que queda de aquella pared que dividió Berlín durante 28 años y
que cobró en diferentes lugares la cifra que varía entre 86 y 238 muertos.
Ese
sector de muro está ubicado en el crucero de Wilhemstrasse y
Niederkirscherstrasse. Entramos por una abertura de Niederkirscherstrasse que
muestra aún los restos de concreto armado en el suelo.
En una pared a la izquierda, se exhiben grandes fotografías de los momentos y sucesos más intensos de la lucha por escapar al lado occidental. Ante una mesita, una chica ofrece en venta libros acerca del muro. Compramos uno en inglés, porque no hay ninguno en español.
Caminamos lentamente a lo largo de la pared, mirando cada
una de las fotos y preguntándonos como pudiéramos obtener algunas, pero una
ojeada al libro nos revela que en él están todas las fotos en exhibición. Esto
me alegra, porque cuando escriba algo sobre este trozo de muro, podría usarlas
con reproducciones del libro acabadito de comprar, que está profusamente
ilustrado con imágenes de la época nazi, entre ellas una en que un soldado
alemán oriental, aún con su fusil en la mano, salta sobre una barrera de
alambre de púas y corre hacia el lado occidental.
En un talud donde se plantaron césped y flores para
establecer contraste con las alambradas de púas y los gruesos muros de
ladrillo, hay una pequeña escalinata que nos dirige hacia lo que fue el muro
por dentro. Vemos enormes bloques de ladrillo y hormigón en ruinas y más
fotografías que cubren las paredes de la construcción en una suerte de extenso
sótano.
El muro no era simplemente una pared. Tenía instalaciones
interiores para eI alojamiento y vigilancia de los guardias. Aquí, por ejemplo,
en esta zona que recuerda lo que fue, entramos en lo que parece haber sido un
alojamiento de los guardias fronterizos. Ahora se encuentran allí diseminados
grandes trozos escombros, restos de pared de concreto armado.
Intenta ser alegre con un jardín y un bosquecillo |
En el lado interior de la pared hay también fotografías
de nuevas escenas de sucesos ocurridos en distintas zonas del muro.
Salimos por el lado opuesto hacia una estrecha placita
donde se han ubicado vendedores de recuerdos. En una vitrina portátil, un
hombre tocado por un gorro de piel ruso, a pesar del calor que nos agobia,
vende trozos del muro, de unos cuatro o cinco centímetros de largo por dos o
tres de ancho.
Otros ofrecen banderitas, medallas, monedas y una infinita
cantidad de objetos que –dicen- pertenecieron a los guardias o a las víctimas
que cayeron en intentos de cruzar el muro.
El muro cayó para siempre el 9 de noviembre de 1989, en
medio de la algarabía solidaria del mundo occidental, tras haber separado
durante casi tres décadas a familias, amigos, empresas, barrios, avenidas y
calles.
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