Renuncia del Papa
se debe a luchas
internas en el Vaticano
“El representante de Dios en la tierra era en realidad un hombre anciano y enfermo, ‘un pastor rodeado por lobos’, en expresión de L’Osservatore Romano”, recordó Pablo Ordaz en un artículo publicado por el diario El País, de España y reproducido en numerosos medios del mundo.
Benedicto XVI lee su dimisión
Ordaz dice, entre otras cosas, que “el papado de Benedicto XVI ha estado caracterizado por las luchas internas del Vaticano para contrarrestar sus intentos -no por tardíos menos tajantes- de limpiar la Iglesia de clérigos pederastas y banqueros corruptos. La filtración masiva de sus documentos privados es un ejemplo. Y otro, muy revelador, la manera de despedirse.
Ratzinger, de 85 años, se marcha como vivió, solo. Decidió proteger su secreto hasta el último día, temiendo quizá que se lo robaran”.
Atribuye la renuncia a que Benedicto XVI, “vencido por la edad y la salud, pero sobre todo por el Vaticano”… “volverá a ser Joseph Ratzinger”.
El aún prelado de la iglesia católica se despedirá de los fieles en una última ceremonia en la plaza de San Pedro el 27 de este mes y al día siguiente, a las ocho de la noche, habrá de dejado de ser papa, según anuncio del portavoz del Vaticano, el jesuita Federico Lombardi.
Se despedirá a las ocho de la noche del 28
A partir del 1 de marzo, el Colegio Cardenalicio se hará cargo de todos los asuntos de la iglesia y Ratzinger se alojará en la residencia papal de Castel Gandolfo, a 18 kilómetros al sureste de Roma, hasta que sea elegido el sucesor, dijo Lombardi.
Dspués de que esto ocurra, el prelado renunciante vivirá en un convento de monjas que en estos momentos está sometido a obras de remodelación.
Esta no es la primera renuncia entre los 265 papas que han gobernado el catolicismo. Antes lo hicieron otros cuatro.
Comunicado lleno de dignidad
En su comentario editorial de hoy, el diario El País, señala que Ratzinger “se ha retirado con un comunicado cargado de dignidad y verdad con el que pondrá fin a un papado corto pero tan intenso, turbulento y, en cierta forma, innovador, debido a la necesidad de afrontar uno de los mayores escándalos que ha salpicado a la Iglesia católica moderna: la pederastia”.
“Sin duda”, añade, “es la lacra de la pederastia de sacerdotes y jerarcas la que ha marcado su papado y ha llevado a Benedicto XVI a tomar las decisiones que menos esperaban los más ultraconservadores. Llegado al solio pontificio un año después de que estallara el primer escándalo en EE UU, esa bomba de efectos retardados le estalló desde el principio, tras décadas de abusos sistemáticamente ocultados por la curia y por Roma. Frente a los que clamaban por mantener el silencio, Benedicto XVI rompió con el ocultamiento impuesto por su predecesor, pidió perdón por los pecados cometidos y en una histórica visita a Malta prometió que los culpables serían entregados a la justicia secular”.
Prometió justicia para las víctimas de la pederastia
Benedicto XVI era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (descendiente de la antigua Inquisición, durante más de dos décadas y “rechazó las innovaciones del Concilio Vaticano II”.
En su comentario, el diario español también precisa que “como sucesor de Juan Pablo II, (Benedicto XVI) se apresuró a proclamar innegociables la familia, la indisolubilidad del matrimonio, el celibato sacerdotal, el repudio al aborto, el divorcio y las uniones entre homosexuales”, (…) “ha criticado al islam, ha regresado a la liturgia de la misa en latín, ha levantado la excomunión que pesaba sobre los lefebvrianos (la extrema derecha católica francesa) y ha clamado de forma inoportuna contra el uso de los preservativos en su primer viaje a África, el continente más severamente castigado por el sida”.
A la luz de lo que ahora se sabe sobre los entretelones de la vida en el interior de la iglesia, que agrupa a unos 1200 millones de fieles en los cinco continentes, y sobre sus gobernantes desde la hermética Ciudad del Vaticano, puede entrar en el debate público si se trata de una entidad que realmente representa a Dios en la tierra o, simplemente, es una organización que se guía por intereses terrenales y precariedades humanas.
Luis Eduardo Podestá
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