Lo llaman el Tuturutu y
es testigo de cuatro siglos
de historia de Arequipa
Merece felicitaciones la periodista Janet Vizcardo Mendoza de Radioprogramas por haber visto, en pleno centro de Arequipa, lo que todos miran todos los días y haber extraído de un sencillo ícono una sabrosa nota que me honro en glosar.
El Tuturutu se alza sobre su fuente de tres platos
Se trata del conocidísimo Tuturutu de la Plaza de Armas, junto al cual todos quieren tomarse una fotografía y seguramente, como aquel duende viajero de que habló el cine hace algunos años, en Amelie, viaja también en los álbumes de aquellos miles que alguna vez visitaron la Blanca Ciudad.
Janet dice que “en el centro de la Plaza de Armas de la ciudad de Arequipa, rodeada de los portales construidos a base de sillar, encontramos su pileta donde se erige el Tuturutu, una estatua de bronce que posee una corneta en la mano”.
Luego señala que, como es en efecto, “hay varias interpretaciones sobre la representación del Tuturutu” que para unos es “un soldado del siglo XVI, para otros un ángel y la más aceptada un pregonero que en épocas coloniales daba a conocer las resoluciones y ordenes reales”.
Para el historiador Romel Arce, citado por Janet Vizcardo, el Tuturutu es “el pregonero que anunciaba las órdenes reales”, un heraldo de los reyes que alguien plasmó en bronce.
El soldado de bronce a contraluz y a sol abierto
La historia cuenta que el Tuturutu fue donado en el siglo XVII por el obispo Juan Cavero de Toledo, por lo que se creyó que se trataba de un ángel por el contexto religioso de la persona que lo regaló.
El historiador Romel Arce refiere que en la gestión del alcalde Octavio Muñoz Najar se propuso cambiar la pileta de la Plaza de Armas y con ella el Tuturutu, pedido que no prosperó por oposición de la población y de los propios regidores, cuenta Janet.
Por su parte, el periodista e historiador Pablo Nicoli recuerda que cuando trabajaba en el desaparecido diario Arequipa al día, durante la administración del alcalde Juan Manuel Guillén, el Tuturutu fue sometido a un proceso de “mantenimiento y restauración" y que entonces se “le arregló y confeccionó un nuevo antebrazo” que se le había perdido.
Además percibió un detalle adicional. “Una de las botas del supuesto soldado (inclusive parte de la pierna) estaba doblada de una manera muy irregular, como si la forma original hubiera sido otra, y por cuestiones prácticas (colocar y empernar la estatuilla sobre su base en la pileta) se hubiera tenido que deformar su extremidad”.
“Alguno de los presentes opinó que dicha deformación podría corresponder a que el Tururutu estuvo montado alguna vez sobre un caballo; quizá antes de la colocación de la estatuilla en 1735”, dice Nicoli.
El periodista había defendido hasta entonces, la tesis de que el Tuturutu por sus probables orígenes clericales, era un ángel, pero después de aquel “mantenimiento”, señaló que más parecía ser un soldado.
Por lo demás, el Tuturutu ha sido testigo inmóvil de cien revueltas, grandes y pequeñas, y lo que es notable destacar, es el hecho de que nadie ha osado alguna vez, robarlo o dañarlo. ¡Tres hurras más por el Tuturutu!
Fotos de Luis Eduardo Podestá Cuadros
Luis Eduardo Podestá
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