Estudios se concentran
en centro y sur del Perú
Tarde o temprano, un sismo de 8.4 grados sacudirá la costa peruana en algún punto entre Lima y Tacna, afirman expertos del Centro Peruano Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres (CISMID), que recomiendan por ello, estar preparados para hacer frente a esta terrible contingencia.
La amenaza se cierne desde Lima a Tacna
Felizmente, la tecnología de que disfrutamos hoy permite realizar estimaciones de la energía que se concentra en las placas continentales, cuyo rozamiento, grande o pequeño, da origen a los movimientos sísmicos y se posibilita anunciar el riesgo de los fenómenos sobre los seres humanos y el entorno en que vive.
Nelson Pulido, del CISMID, dijo a la prensa hace poco que los estudios del instituto se han concentrado sobre Lima y Tacna, “por ser las ciudades que muestran mayor riesgo de ocurrencia de un seísmo y tsunami de gran magnitud”.
El sismólogo dijo que “lo normal es que las placas continentales, que provocan los temblores, se desplacen hacia el continente, pero cuando hay un acoplamiento y estas se detienen por varios años, se da lo que llamamos una deformación, que hemos estudiado para determinar su prevalencia y consecuencia”.
En Pisco hay temblores a cada rato
Menciona el caso de Lima, donde se ha observado que la placa “se ha acoplado desde el último gran seísmo de 1746” y experimenta una detención de unos 15 metros por lo que se espera que en cualquier momento se produzca una liberación de energía “de manera abrupta”.
Las progresiones sismográficas permiten anunciar que se produciría un movimiento de 8.9 grados de la escala de Richter.
En una suerte de llamado a la prevención Pulido declaró que la información que se posee se combina con la de otros niveles científicos que permitan señalar cuál sería el impacto real sobre la ciudad de Lima.
Los tsunamis amenazan toda la costa sur
Debido a a ellos se ha incidido en un estudio detallado de los impactos en los diferentes distritos porque, dijo Pulido, “un sismo no se percibe igual en el Callao (en la orilla del mar) que en San Juan de Lurigancho (unos 12 kilómetros tierra adentro), para determinar las labores de prevención”.
Algo igual ocurre en el sur del Perú, frente a las costas de Tacna, dijo el experto, porque allí se ha producido la deformación de las placas en un nivel de cerca de 10 metros, porque en 2001 hubo una liberación de energía con el terremoto del 23 de junio.
“La magnitud que se espera en esta zona del país es de 8.4 grados”, destacó, porque las fuentes de energía acumuladas datan del último gran sismo del año 1868”.
Anunció que con estos datos, en 2013 se desarrollará en Tacna, el mismo trabajo que se realiza en Lima con el fin de determinar “la vulnerabilidad y el impacto de un movimiento de esa magnitud en la población”.
Los simulacros entrenan a la gente
Por ello, hay que recurrir a todas las formas de prevención y una de ellas, son los simulacros que periódicamente se programan en algunas regiones y a nivel nacional, actos que no deben provocar la indiferencia ni las sonrisas de la gente.
Por el contrario, deben ser tomados muy en serio porque a la hora en que se produzca un terremoto, la única forma de salvarse será superar el pánico y recordar con serenidad las enseñanzas que nos dejaron los simulacros.
Luis Eduardo Podestá
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