de Matamula hay
también curiosidades
No solo libros en serio presenta la Feria del Libro que abre sus 300 stands en el antiguo bosque de Matamula, en el distrito de Jesús María, sino curiosidades determinadas por lo que podrían ser los libros más chiquitos del mundo, salvo error u omisión.
Los editores, minibooks.com.pe, obsequian a los visitantes un llamado “Cortesía – Los libros más pequeños del mundo” que es tan chiquito que muchos tendrán que leerlo con lupa. Mide 1.5 centímetros de alto por 1 centímetro de ancho y ocho milímetros de espesor.
No me animé a contar sus páginas pero en una hojeada a sus páginas profusamente ilustradas, leí “Jenny, duende del árbol”, lo que me hizo pensar que se trata de textos fantásticos especiales para niños que sí podrán leerlos con sus ojos nuevos.
Otro libro de dimensiones superiores titulado “Dinosaurios” tiene 4.5 centímeros de ancho por 6.5 de alto y 2.2 de espesor y también, para variar, es un texto para niños.
Pero sé, a través de la profesora Blanca Nelly Oré Eusebio, conductora de un stand en el jirón Quilca, que existen libritos mínimos de esas dimensiones acerca de todos los temas desde la filosofía hasta la ficción literaria.
Confieso que no he visitado ninguno de los stands de Matamula, pero la profesora Nelly Eusebio me mostró hace unos meses algunos ejemplares de los minilibros, que al parecer son exclusivos del Perú, salvo error u omisión de nuevo.
Y si hablamos de libros récord, quizá el libro “El Gallito”, editado en Arequipa, a base de las portadas del semanario mensual que aparece cada quincena, según su director, redactor, canillita y etcétera, Álvaro “Lessness” Podestá Cuadros, sea el libro más grande exhibido en una feria.
El Gallito tiene casi la estatura de una persona normal y pesa más de una bolsa de cemento y es tan difícil de transportar que se necesitó del concurso de una camioneta y tres personas para transportarlo a la Feria del Libro de Arequipa el año pasado.
Como las imágenes dicen más que mil palabras, aquí les entrego una serie de imágenes de los libros pequeños y grandes, incluidos –por razones de comparación- con “Un cholo descubre Europa”, de tamaño A-4, 21.5 por 29.5 centímetros y otro de dimensiones normales a cuya segunda lectura estoy dedicado en estos días, “Cambio de piel”, del difunto Carlos Fuentes, de solo 12.2 centímetros de ancho por 20 de a
lto, pero de tan enorme valor literario que está incluido en una colección de Obras Maestras del Siglo XX.
Luis Eduardo Podestá
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