viernes, 1 de junio de 2012

Cajamarca: Manual del salvajismo


Pública incitación a la
agresión contra los que
no estén de acuerdo

Un día después de la marcha del Colectivo Cajamarca que defiende el derecho de todos a buscar el desarrollo y salir de la pobreza, comenzó el paro convocado por quienes se oponen al proyecto minero Conga, bajo el supuesto de que contaminará las cuencas de agua para la agricultura y consumo humano.

Primera demostración contra los radicales

Ambas manifestaciones tenían las autorizaciones correspondientes, pero lo realmente criticable fue que circularon antes de la marcha de los denominados antimineros, un panfleto que incitaba claramente a la violencia, según dieron a conocer medios de comunicación de alcance nacional.

De acuerdo con los informes, el impreso tenía el título de “Consejos de lucha” y recomendaba enmascararse para cumplir los objetivos de su acción.

El papel decía: “Ellos mandan gente a tomar fotos, identificarnos, para luego denunciarnos. Debemos cubrir nuestro rostro con algún tipo de pasamontañas o un trapo. Esto a la vez nos protege de las bombas lacrimógenas”.

Antimineros recurren a todo para lograr sus fines

En otro párrafo el panfleto aconseja: “La mejor defensa es el ataque. Salvo las personas que no puedan atacar, el resto debe estar preparado con objetos contundentes e instrumentos de largo alcance (hondas) para poder enfrentar a las fuerzas del (des) orden”.

Más adelante amenaza: “Desde el 30 de mayo queda prohibido vender alimentos a policías y militares. (Hay que) empadronar a los traidores que les dan un plato de comida para luego arreglar cuentas con ellos”.

Extremistas aconsejan bloquear las vías

Luego señala: “Desde ahora se deben formar grupos entre cinco y veinte personas para realizar acciones organizadas como llenar de tachuelas las calles de la ciudad, colocar maderas con clavos en las carreteras, sabotajes a grifos o tiendas que abran sus negocios”.

Otro párrafo: “Los traidores del pueblo no deben pasar. Ni bien se tenga la oportunidad atacar a las autoridades traidoras” y menciona a “los alcaldes de Cajamarca y Celendín, por ejemplo”.

Si estas palabras no son incitación a la violencia y al ultraje de los derechos ajenos, que alguien se pronuncie.

Cajamarca, capital de la provincia del mismo nombre, a 870 kilómetros al norte de Lima, es el escenario, desde el año pasado, de un enfrentamiento entre quienes se oponen –con reiteradas acciones de violencia– al proyecto minero Conga y quienes, integrantes del Colectivo Cajamarca, en busca del desarrollo y la eliminación de la pobreza, están a favor de él.

Entre los primeros se halla el presidente regional, Gregorio Santos y el excura Marco Arana, miembros de partidos extremistas de izquierda y del otro, el ex alcalde de Cajamarca, Luis Guerrero y el presidente de la Cámara de Comercio de Cajamarca, Jorge Vergara.

Marcha de los defensores del desarrollo

Los últimos, cansados de la prepotencia desatada por los partidarios de Santos realizaron hace dos días una demostración favorable a la minería, que congreso a unas 40 mil personas, según algunos medios de comunicación.

Otros medios, el diario La República entre ellos, señalaron que la manifestación con que iniciaron el paro los antimineros, convocó a más gente que sus contrarios.

El paro decretado por el presidente regional y organizaciones de extrema izquierda, derivó en atropellos contra la prensa. “Quienes sí sufrieron la ira de los anti Conga fueron los periodistas. El equipo de prensa de ATV fue agredido y se le impidió transmitir el mitin, en tanto que el colega de Willax TV Fernando Lino fue perseguido y golpeado por un grupo de manifestantes”, reconoció La República.

El caos y la prepotencia en su máxima expresión.

Luis Eduardo Podestá

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