asustada de 2010 era
una exploradora
Cuando el 5 de febrero de 2010, aquí mismo se publicaba la aventura de una “ardillita asustada” que había caído del cielo –o subido– hasta el balcón donde florecía una enredadera en un edificio de Munich, Alemania, una “amante de los animales”, cuyo seudónimo era “la maga”, se sintió resentida y abogó porque en lugar de tomarle fotos hubiera habido alguien que “protegiera” al intrépido roedor.
Ahora hay toda una familia
No le contesté de inmediato, primero porque la explicación natural era que coger una ardilla es más difícil que pescar un pez con la mano. La ardilla es uno de los roedores más escurridizos de la naturaleza y el hecho de que estuviera en un balcón en invierno, no significaba necesariamente que estuviera desvalida o en busca de protección como parecen demostrarlo nuevos hechos en el mismo balcón del mismo edificio.
Entonces existía la enredadera que adorna ese edificio, pero no tenía la frondosidad de hoy.
Hace dos días recibí un nuevo despacho gráfico de mi hija Beatriz, residente en ese edificio de Munich y ¡sorpresa! Ya no había solo una ardillita asustada como titulé la nota de febrero de 2010.
Se prepara con mucha anticipación para el invierno
Ahora había toda una familia de simpáticos roedores, tres para mayor exactitud –imagínese a papá, mamá e hijo ardillas–, que con toda seguridad, aprovecharon la existencia de aquella histórica enredadera que sube hasta el tejado del edificio y por el mismo camino que hizo hace dos años la “ardillita asustada”, llegaron para establecerse, justamente para hacer su hogar de primavera del hemisferio norte y, quizá, con la previsión que las caracteriza, para hacer su provisión de nueces allí mismo y tener cómo alimentarse el próximo invierno, aunque todavía hay muchos meses por delante. ¡Póngase a investigar!
Encontraron su escalera al cielo
Y bueno, como en febrero de 2010, a riesgo de desatar las iras de alguna maga, les envío algunas fotos de la familia ardilla en el tejado de Munich.
La ardillita exploradora de febrero de 2010
Hay que tener en cuenta que las leyes de Alemania y del estado de Baviera, donde a las ardillitas les ha venido en gana establecerse, protegen a los animales como si fueran joyas. Y salvo las autoridades digan o hagan algo, la familia ardilla permanecerá allá, sin que nadie la moleste, porque, además, parece la píonera de una nueva especie de ardillas urbanas.
Luis Eduardo Podestá
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