Indignación y vergüenza
ha desatado la visiónde los niños senderistas
Indignación, vergüenza, pena. Sentimientos encontrados despertó la visión desde hace un par de semanas, de niños de entre ocho y 13 años, armados, vestidos con un uniforme que el movimiento maoísta Sendero Luminoso les puso, para que gritaran lemas a los que quizá ellos no encuentran sentido.
Condenable utilización de la niñez
Este flagrante envenenamiento de la mente y el espíritu
de niños a los que quiere enseñarse a odiar y a matar –al puro estilo talibán- ocurre
a menos de mil kilómetros de Lima, en una zona a la que los terroristas
denominan “liberada” y donde se libra una guerra con resultados que no son del
todo divulgados.
Informativos de televisión, en sus programas regulares y
en sus especiales de los domingos mostraron a los niños con el rostro
descubierto –algo que va contra la ley de protección al menor-,
disciplinadamente formados, con armas largas en sus manos, repitiendo los lemas
subversivos que un líder de su misma edad proclamaba a gritos.
El secuestro de esos niños –y el de una joven que será
madre dentro de poco, como consecuencia de violaciones perpetradas por terroristas
y que, felizmente logró escapar- es hoy un tema que han asumido desde la
Presidencia de la República hasta organizaciones de derechos humanos.
Los comentarios han sido de múltiples matices y han tocado
desde las posibilidades de que esos niños se conviertan más tarde en asesinos
despiadados –como lo aseguró un joven terrorista de 23 años que dijo estar con
Sendero desde los tres– hasta la nada despistada posibilidad de que sean
empleados como escudos, sobre todo ahora cuando las fuerzas armadas y
policiales buscan a la banda del llamado “camarada Gabriel” por la selva de La
Convención, Cusco.
El presidente Ollanta Humala ha dado la orden de rescatar
a los niños armados. Y no es posible imaginarse en qué forma podrán hacerlo las
fuerzas que combaten a Sendero cuando se produzca un enfrentamiento y en el
fragor de la batalla no puedan distinguir a los mayores y a los niños armdos.
La organización Save the Children (Salven a los niños) expresó
“su profundo rechazo al reclutamiento y uso de niños y niñas por parte de
agrupaciones armadas y exhortó a la liberación de aquellos que fueron
secuestrados con estos fines”.
La reacción fue provocada por la difusión en televisión
de un video y una serie de fotografías en las que se muestra a un grupo de
niños trasladándose por la selva del valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE) y
que, según informó los periodistas “eran menores de comunidades nativas de la
zona secuestrados por terroristas”.
“Exigimos a las autoridades tomar las medidas respectivas
para la liberación de estos niños. Esta medida debe ser tomada de manera
inmediata ya que de acuerdo al Protocolo Facultativo de la Convención sobre los
Derechos del Niño relativo a la participación de menores de edad en conflictos
armados, el Estado está obligado a impedir el reclutamiento de niñas y niños”, reclamó
la organización.
Ronald Gamarra, de la Asociación Pro Derechos Humanos (Aprodeh), también expresó en la televisión, el rechazo de la entidad a la
práctica de utilización de los niños en un conflicto armado como el que
actualmente se libra en la selva.
Por su lado, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), “condenó el uso de niños como combatientes de los grupos
terroristas en el valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE) y anunció que
brindará apoyó al Perú en todo lo necesario para resolver este problema”, divulgó
un informe periodístico.
Paul Martin, representante de Unicef en el Perú, preocupado
por la situación de los niños secuestrados por Sendero, anunció que gestionará
reuniones con autoridades peruanas a fin de estudiar el tema.
También la organización Ciudadanos Protegiendo Ciudadanos
rechazó el “uso de menores por terroristas” y en una declaración pública pide al
Congreso de la República la dación de una ley que “penalice el reclutamiento de
los menores de edades por grupos armados y que nuestro país ha ratificado”
Exige al Estado “el cumplimiento del Protocolo
Facultativo de la Convención de Derechos del Niño relativo a la participación
de niños en conflictos armados” y destaca que “la práctica del reclutamiento de
menores de edad por parte del grupo terrorista Sendero Luminoso en el Valle del
Río Apurímac y Ene (VRAE), pone en riesgo la integridad física y sicológica de
los menores involucrados” loq que constituye una “grave violación de derechos
humanos” y debe ser condenada por la sociedad y el Estado.
La decisión política está tomada. Solo resta que el cumplimiento
de la orden de rescatar a esos niños sea llevada adelante con toda la pulcritud
y el respeto a la vida que merecen esos inocentes, a quienes la insania de un
grupo de delincuentes armados ha comenzado a adoctrinar.
Luis Eduardo Podestá
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