lluvias y pudo haber
llenado cuatro represas
Aunque la falta de previsión es una de nuestras principales virtudes y solo esperamos el último minuto para ponernos al día, es conveniente hoy –no mañana ni pasado– aprovechar las enseñanzas de la naturaleza y recoger lo que nos da y no permitir que se pierda, como esa tan enorme cantidad de agua que el cielo nos regaló en febrero.
Represa del Fraile alcanzó su máximo nivel
Cuando se asiste a la mala voluntad de vecinas autoridades regionales para llegar a un acuerdo que acelere la realidad de Majes-Siguas II, esperanza del desarrollo no solo de Arequipa sino de todo el sur, incluidos el opositor Cusco, Puno, Moquegua, Tacna y Apurímac, dan ganas de patear el tablero o, poéticamente como anotara Vallejo, decir “que se lo coman todo”.
Pero más allá del rechazo que motiva la taimada mecedora de aquellas autoridades, conviene tomar al toro por las astas y comenzar a construir –¡ahora sí!– las represas que hagan falta, dentro de los límites de la región, de modo que no haya que recurrir a las aguas de presunta propiedad privada de algunas localidades y no de la nación.
Río Chili, perdio millones de metros cúbicos
En febrero se perdieron 1,100 millones de metros cúbicos de agua, lo suficiente, afirmó un especialista, para llenar cuatro grandes represas e irrigar 60 mil hectáreas de tierras. Una bendición que no se pudo aprovechar por falta de reservorios.
Según informes recientes, en la represa de Condoroma, integrante del sistema Colca-Majes, se perdieron 430 millones de metros cúbicos y todo hacía prever que a fines de mazo esa pérdida llegaría a unos 900 millones de metros cúbicos.
Condoroma guarda agua para dos años
No son lujos que nos podemos permitir cuando no sabemos si el próximo será tan pródigo en precipitaciones.
Lo que consuela es que las lluvias recientes dejaron en las represas de Arequipa, agua para las necesidades agrícolas de los próximos dos años, por lo cual habría que aprovechar ese plazo para construir nuevos reservorios.
Hay que instar a las autoridades regionales, y con mayor insistencia, a don Juan Manuel Guillén Benavides, presidente regional, para que saque plata de donde no haya para construir, como si se tratara de la mayor de las urgencias, las represas y reservorios que hagan falta en la rica cordillera de Arequipa, a fin de que el próximo verano no haya necesidad de mesas de diálogo con mecedoras incluidas, que hasta el momento solo han buscado guardarse el agua en ríos y lagunas de Espinar, Cusco, para un futuro incierto.
A propósito, el valiente dirigente social Humberto Olaechea, declaraba hace unos meses que en la vertiente de Espinar había unos 100 millones metros cúbicos de agua disponibles y que Majes-Siguas II solo necesitaba de 35 millones, lo cual significaba que los pobladores de aquella provincia no se iban a morir de sed si se allanaban a llegar a acuerdos que beneficiarían a todos.
Si esperamos que el próximo lunes se va a llegar a un acuerdo como lo ha conseguido el primer ministro Óscar Valdés (foto a la izquierda), vamos a ganar el premio a la ingenuidad. Podemos estar seguros de que las autoridades cusqueñas van a salir con nuevos pretextos para aceitar su mecedora.
Y Majes II no puede espera la santa paciencia cusqueña, don Juan Manuel.
Luis Eduardo Podestá
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