La misma piedra
Nota - Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Al respecto, me impactó la lectura de La Columna, un comentario editorial semanal de Mabel Cáceres (foto abajo), quien con valentía y sin disimulos ni hipocresías, enfoca la realidad de hoy, en la última edición del semanario El Búho, que ella dirige. Y sin más trámite, lea usted. (L.E.Podestá)
La misma piedra
Por Mabel Cáceres
He escuchado a muchas personas en estos días, que yo creía atesoraban sus valores morales como principal norma de vida, quienes, repitiendo al borde del pánico las más infaustas predicciones sobre
un eventual gobierno de Ollanta Humala, están decididas a votar por Keiko Fujimori.
Su motivación, en todos los casos, es el temor de ver disminuida su economía, sus ahorros, sus propiedades o sus posibilidades de acceder a bienes materiales. Nadie me ha mencionado como posibilidad la vuelta a un régimen abusivo a e inmoral, que utilizó como pretexto la libertad de mercado, no para procurar el bienestar general, sino la satrapía y el mayor robo colectivo de la historia de los últimos 50 años. El bienestar espiritual, no existe para el análisis.
Estas “buenas personas” prefieren taparse los ojos de la memoria, para no ver lo que ya se hizo evidente, literalmente, a través de los famosos vladivideos. El escándalo de ayer se ha atemperado hoy, al calor de la expectativa consumista. Me imagino que todos ellos están endeudados hasta el cuello con las tarjetas Saga, Ripley o Vea y les asusta la posibilidad de un quiebre en el ritmo galopante de la sociedad de consumo fatuo en la que nos hemos convertido, con un bienestar superficial.
“Keiko no es su padre”, se engañan, para no sentirse culpables de tolerar la corrupción más oscura, en nombre del falaz crecimiento que vivimos; que no queremos ver es artificioso, basado en las exportaciones mineras que tienen fecha de caducidad; y que se acabará si no cambiamos el famoso “modelo” de éxito artificial e insostenible en el tiempo. Tan es así que la propia candidata Keiko Fujimori ha introducido las palabras “cambio”, “mejor distribución”, “impuestos a la minería”, “igualdad social” y desarrollo no dependiente del modelo primario exportador.
Que Ollanta amenaza la libertad, es verdad. Hay un margen razonable de dudas. Que Ollanta amenaza las inversiones, es posible. Los empresarios que hacen pingües negocios con el Estado a espaldas de la población no lo dudan. Que Ollanta amenaza al Perú más que la heredera Fujimori, no es verdad. A menos que seamos una sarta de idiotas tembleques que no podamos salir en defensa de nuestros derechos y no seamos capaces de intervenir en el destino personal y nacional. O que, en el fondo, seamos cómplices de la corrupción, porque esperamos beneficiarnos de ella.
La Columna – El Búho, domingo, mayo 22, 2011
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