¿Nos perdonará la Real
Academia confundir
epicentro con hipocentro?
Los catastróficos terremoto y tsunami ocurridos en el Japón han motivado que, como ya ha sucedido con mucha anterioridad, los periodistas del mundo incurramos en un error –si se quiere leve, pero error al fin– del que no nos curamos a través de las décadas y a pesar de todos los diccionarios.
Es posible, por lo demás que no nos curemos de esa falla nada geológica y que, hay que decirlo de una vez, consiste en confundir hipocentro con epicentro.
El hipocentro está en las profundidades
Casi todos –yo creo que todos– los medios de comunicación, agencias noticiosas, prensa escrita, televisiva y radial y los voluntarios de las redes sociales y los blogs, y hasta los propios técnicos sismólogos, han informado o comentado sobre el terremoto del Japón y han señalado que "el epicentro del movimiento sísmico se localizó a una profundidad de 10 kilómetros...".
Una consulta al Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) indica que epicentro es el "centro superficial del área de perturbación de un fenómeno sísmico, que cae sobre el hipocentro" y que hipocentro es el "punto del interior de la corteza terrestre donde tiene origen un terremoto".
Lo cual significa que hemos insistido tanto en el error, que ya se ha convertido en una verdad. Los sabios del lenguaje dicen que tanto epicentro como hipocentro se sustentan en los prefijos griegos "epi", que significa "sobre, por encima de", como lo puede certificar la palabra "epitelio", que tiene varias acepciones como "tejido animal formado por células en estrecho contacto, que reviste la superficie, cavidades y conductos del organismo", "que forma la epidermis y la capa externa de las mucosas", "que forma la porción secretora de las glándulas".
También sabemos por la costumbre, y a fuerza de decirlo con frecuencia, que nuestra piel es la epidermis, ¿no?
Por el contrario, el prefijo griego "hipo", utilizado en geología, significa "por debajo de...", "punto del interior de la corteza terrestre donde tiene origen un terremoto", de acuerdo con el DRAE, es decir, describiría el lugar que equivocadamente hemos llamado epicentro y que se halla en el punto en que se originó el fenómeno.
Dicho lo cual, y sin la esperanza de lograr que en lo sucesivo se pueda leer o escuchar, "el hipocentro del sismo estuvo localizado en...", es aconsejable armarse de resignación y, como la costumbre es ley, hacer la vista gorda y oídos sordos en torno a ese pecado contra el DRAE.
Nota – Este artículo fue
publicado en el diario
El Peruano el
16 de marzo de 2011.
Luis Eduardo Podestá
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