miércoles, 4 de agosto de 2010

A Sara solo le falta un examen

Perú tiene miles de “carboneros”
que practican el periodismo
a su leal saber y entender




Fue la mamá de Sara Carbonero, la emblemática entrevistadora española que se convirtió en un símbolo del triunfo de España en el mundial de fútbol, quien se encargó de confirmar que para ser llamada periodista, a su hija le faltaba dar un examen. Ella estudia nada menos que en la famosa Universidad Complutense de Madrid.

La prueba será ofrecida en setiembre, es decir, que falta solo un mes, para que Sara, famosa por su beso con Iker Casillas, en vivo y en directo, frente a millones de espectadores, sea oleada y sacramentada como periodista, un oficio que en distintos lugares del mundo, es núcleo de cuestionamientos, crímenes y persecuciones.

En el Perú, al difunto Torres y Torres Lara, entonces todopoderoso ideólogo de la dictadura del japonés, se le ocurrió un día de la década oscura, que todo el mundo tenía derecho a la libertad de expresarse a través de los medios de comunicación. El resultado fue que todos los hombres y mujeres, comunes y silvestres, con o sin estudios profesionales, podían convertirse en periodistas de la noche a la mañana.

En consecuencia, podían crear medios de comunicación y convertirse en periodistas con solo alquilar un espacio en una radio de cualquier lugar el Perú, preferible si era en provincias. Si su programa “periodístico” se ajustaba o no a los requerimientos éticos de un periodista bien formado, era algo irrelevante.

Periodistas verdaderos cubren su misión


Lo fundamental era que ese “periodista” ganara su pan con el sudor de su lengua, aunque para ello atropellara no solo la ética y la conducta profesional inherentes a la práctica de un periodismo correcto, sino la gramática, la redacción y su propia autoestima.

Están capacitados para su trabajo


El descubrimiento de que a Sara Carbonero le falta un poquitín de días y examinarse en una materia –que los medios españoles que he leído no señalan– ha causado una tormenta en varios vasos de agua de la madre patria, y se han descubierto casos de personajes introducidos en el periodismo, en la televisión sobre todo, sin haber obtenido el título.

Si ese fenómeno se hubiera producido en el Perú, se hubiera descubierto una masiva invasión de diversos profesionales encargados de la conducción de programas periodísticos en televisión, radio, como columnistas de periódicos y comentaristas de toda laya, que por muy cultos y magníficos profesionales que fueran en lo suyo, no cumplen con los requerimientos del oficio periodístico.

Se da el fenómeno, asimismo, de que organismos y empresas públicos, no cumplen con la ley que dispone que solo periodistas colegiados pueden acceder a cargos de jefaturas de prensa e imagen.

Tienen estudios universitarios


Aquella práctica inventada por la dictadura según la cual, cualquier títere con cabeza o sin ella, con carné partidario o amistad con los mandones de turno, puede desempeñar funciones en cargos de comunicación e imagen, se mantiene en plena democracia, sin que el Congreso se haya preocupado por poner orden en la legislación existente para la práctica de este asunto vital para el correcto desempeño profesional y ético en las empresas del estado.

Aún no es tarde. La bella Sara Carbonero nos han dado el motivo para poner el dedo en esa llaga que maltrata desde hace 20 años a periodismo y periodistas y ha convertido la profesión en un oficio informal con el que cualquier hijo de vecino, respetable o no, puede disparar a través de micrófonos, pantallas y periódicos, lo que le venga en gana, según su leal saber y entender.

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