viernes, 23 de abril de 2010

No solo el mundo gay contra Evo







Desde varios países responden
al presidente boliviano sobre
las consecuencias de comer pollo



Las plumas de los pollos causantes de desviaciones sexuales de los hombres, teoría esbozada por el presidente de Bolivia Evo Morales, han rozado la sensibilidad de la comunidad gay de varios países que han reaccionado con cólera y provocado, en otro plano, la risa y vergüenza de comentaristas periodísticos.

Aquí en Lima, la periodista Rosa María Palacios en Canal 4 lo tomó a risa, pero invitó a Julio Favre, el rey de los pollos en el Perú, quien desmintió la especie de que esas aves eran alimentadas o desarrolladas con hormonas. “Eso es una ridiculez”, dijo el empresario.

El diario La Jornada de Bolivia, informó: “La diatriba del Presidente de Bolivia, Evo Morales, contra los pollos y los alimentos transgénicos, a los que atribuye efectos perniciosos para la sexualidad de hombres y un aumento de los calvos en el mundo, le ha valido un aluvión de críticas y calificativos como ignorante y homofóbico”.

Añadió que los “más enojados” fueron los colectivos homosexuales, pero tampoco fueron ajenos al enojo “la Coca Cola, los productores de papas de Holanda”, porque Evo dijo que las cáscaras del tubérculo holandés tratado con transgénicos eran venenosas.

Cita de amor a la Tierra en Cochabamba


El mandatario boliviano participó en la Primera Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático, en Cochabamba, y a la cita, asistieron 35 mil delegados y, cómo no, Hugo Chávez, presidente de Venezuela.

"El pollo que comemos está cargado de hormonas femeninas. Por eso, cuando los hombres comen esos pollos, tienen desviaciones en su ser como hombres", sostuvo Morales.

Esa afirmación "no tiene asidero científico alguno", dijo Marcelo Schang, Presidente del Comité Científico del XXII Congreso Latinoamericano de Avicultura.

Schang, decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Católica Argentina y especialista en nutrición avícola, fue rotundo: la industria avícola no utiliza hormonas para un crecimiento rápido de los pollos.

Por su lado, Efraín Soria, Presidente de la fundación Equidad, que agrupa a homosexuales, bisexuales y transexuales de Ecuador, declaró: "Nos parece fatal porque lo que está fomentando es, de alguna manera, una discriminación hacia la comunidad homosexual, hacia las aves y hacia los productores de aves: no consumas pollo porque te vuelves homosexual".

En plena perorata sobre el pollo y la Coca Cola


Añadió que con ello Morales "da una imagen de la ignorancia que tiene la gente en general" sobre la homosexualidad y señaló que si bien "es comprensible en estratos socioculturales bajos", en un presidente es "una falla garrafal".

Víctor Vidangos, de la comunidad homosexual, lésbica y transexual de la ciudad boliviana de Santa Cruz, se sumó a las críticas: “el comentario de Morales acerca de las ‘desviaciones’ sexuales por comer pollo no tiene fundamento y es de muy mal gusto para las personas de diferente opción sexual".

Rolando Jiménez, Presidente del el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) de Chile fue más duro: "Un jefe de un Estado no puede ser tan ignorante, no puede ser tan homofóbico y buscar causas exógenas para explicar la homosexualidad”, dijo.

El eco resonó hasta en Puerto Rico: Pedro Julio Serrano, activista homosexual puertorriqueño, calificó de "absurdas" las declaraciones de Morales.

El colombiano Daniel Verástegui opinó que hablar de relación entre los transgénicos y la homosexualidad es "una forma de discriminación simbólica", y una "muestra de ignorancia".

Quien no hará caso de la prevención de Morales es la presidenta Argentina, Cristina Fernández. En enero causó gran sorpresa al recomendar la carne de cerdo como el mejor afrodisíaco, pero también recomienda comer pollo. "A lo mejor comer pollo nos hace volar también", señaló la mandataria al afirmar que ese alimento tiene propiedades para adelgazar.

Hablan los periodistas

Claudia Soriano, columnista de Los Tiempos de Cochabamba, estuvo francamente indignada: “La inauguración de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra fue el escenario perfecto para reflejar las particulares condiciones de orador que posee el presidente Evo Morales”, anticipó.

Evo con un cuy en el plato, nada de pollo


Luego dijo que “…queda de manifiesto que el discurso que arrojó el presidente Evo Morales fue sencillamente impresionante. ¡Qué valor para emitir criterios que seguramente ni siquiera la ciencia aún ha podido constatar! Sostener que “el pollo está cargado de hormonas femeninas y cuando los hombres comen esos pollos, tienen desviaciones en su ser como hombres" es revelador. Afirmar que “la calvicie es una enfermedad”, causa asombro. Profetizar que “en 50 años nadie tendrá cabellos” es inédito”, agregó.

Prosiguió: “… el presidente Morales satirizó a la Coca Cola explicando que en Bolivia los fontaneros utilizan esta bebida para destapar inodoros. Relató que en los años 90, luego de tomar varios vasos quedó muy afectado de salud, mientras que sus compañeros de mesa ingirieron chicha sin problemas. (…) con seguridad la chicha, bebida fermentada que produce embriaguez, es mucho más perversa para el mundo que la Coca Cola; no destapará las tasas de los excusados, pero produce más alcoholismo”.

Concluye: “Los grotescos comentarios del Presidente, lejos de dar soluciones al hábitat, se han traducido en una suerte de comedia, donde Bolivia al parecer, una vez más, es ridiculizada por semejantes apreciaciones”.

Las sabias palabras de Evo Morales también exasperaron a Gabriela Warkentin, directora del Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México, Defensora del Televidente, conductora de radio y TV y articulista de El País, de España.

“Todos debiéramos tener derecho a decir estupideces”, dice al comenzar su artículo. “Pero hay que diferenciar la tribuna desde la que se rebuzna. Tenemos burradas que no pasan de ocurrencias, y las hay que al hacerle cosquillas al demonio, descubren las tripas de la intolerancia, la estulticia y algunas que otras trabas atávicas”.

“La joya más reciente”, prosigue, “la aportó el presidente de Bolivia, Evo Morales. Habló hace unos días en la I Conferencia Mundial de Pueblos sobre el Cambio Climático y la Madre Tierra. (…) Evo se lanzó con todo a favor de los alimentos ecológicos y contra los modificados genéticamente. Le llegó el turno al pollo: “el pollo que comemos está cargado de hormonas femeninas. Por eso, cuando los hombres comen esos pollos, tienen desviaciones en su ser como hombres.” Así, ¿o más claro? Dicen las crónicas que entre los presentes hubo risas. (…) Luego Evo habló de los calvos, “que es una enfermedad en Europa por las cosas que comen”, y de ahí siguió con las patatas, la Coca Cola y un transgénico etcétera”.

“Mientras esto escribo” concluye, “un amigo me refiere por el Twitter: “pollos con hormonas causan homosexualidad (Evo); y ésta a su vez pederastia (Vaticano), ‘tons los pollos y no los curas son culpables; ya ‘stá.” Y sí, ¡ya estuvo señores Cardenales! La culpa es de los pollos, no de los curas”.

Con su mentor Hugo Chávez


La resonancia fue tal que el gobierno boliviano, “se lamentó hoy de que algunos medios hayan dado prioridad a "lo superficial" antes que a "lo importante" y que busquen "elementos con qué afectar o dañar al Presidente o al Gobierno".

Y concluiremos esta nota con un dato que puede servir de algo a los polleros y a quienes no se privarán por nada de la vida de un buen trozo de pollo a la brasa a la limeña.

El mundo produce anualmente 76 millones de toneladas de pollo, lo que la ha convertido en la carne más consumida del planeta después de la de cerdo (98 millones de toneladas), según datos de la FAO.

Los mayores consumidores de pollo son los Emiratos Árabes (50 kilos por persona al año). En los Estados Unidos, se consumen 41 kilos por persona y en Brasil, uno de los principales productores mundiales, 39 kilos.

Luis Eduardo Podestá







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