viernes, 5 de febrero de 2010

Una ardillita asustada

Aquí una teta asustada
y allá en Munich
una ardillita asustada




Y hablando de tetas asustadas, te regalo la aventura de una ardillita asustada, en el otro lado del mundo, donde el frío está para... abrigarse.

Porque mientras nosotros nos asamos en el calor de este hemisferio, en las Europas, más exactamente en la llamada Mónaco de Baviera, o sea Münjen, como la llaman los que saben o simplemente Munich, como la llamamos en cristiano, hasta las ardillas buscan refugio contra el frío que descendió a 10 o 15 grados bajo cero.

Mi hija Beatriz me envió hoy viernes estas fotos que comparto contigo. La ardillita desorientada llegó hasta el balcón de un cuarto piso, nada menos, probablemente aprovechando una enredadera que trepa desde el jardín, y al llegar se sintió como pollo en corral ajeno.


Parece que recién se da cuenta de dónde está


Trata de orientarse y busca un lugar donde caer

Entra en pánico y trata de trepar a una mesita

Recurre a la planta y salta sin medir el riesgo


Al final, me cuenta Beatriz, subió por la planta y se volvió a descolgar para proseguir la búsqueda de sus nueces. Si hubiera estado en Puerto Maldonado, hubiera encontrado abundantes castañas que allí hay, y hubiera sido diferente, ¿no?

Dime, ¿las ardillas, parientes de los añujes, comerán castañas?



2 comentarios:

LA MAGA dijo...

Yo que amo a los animales, me hubiera gustado leer que alguien hizo algo por la ardillita y no solo mirarla y tomarle fotos. Creí que había un final feliz para ella, pero no, solo la curiosidad de los humanos y para ella el frío, el hambre, la soledad y quizás la muerte. No me dio ninguna sensación. Quizás lo único positivo sea que en medio de tantas cosas alguien se tomó le tiempo para mirarla y hacerle un seguimiento.

LA MAGA dijo...

Yo que amo a los animales, me hubiera gustado leer que alguien hizo algo por la ardillita y no solo mirarla y tomarle fotos. Creí que había un final feliz para ella, pero no, solo la curiosidad de los humanos y para ella el frío, el hambre, la soledad y quizás la muerte. No me dio ninguna sensación. Quizás lo único positivo sea que en medio de tantas cosas alguien se tomó le tiempo para mirarla y hacerle un seguimiento.