Falleció el periodista
que fue “padre” de
muchos colegas
El Hubert Cam Valencia que conocí en algún momento del siglo pasado, era mi contendor periodístico porque él trabajaba en la United Press Internacional (UPI) y un servidor en la Associated Press (AP), dos agencias de noticias que mantenían una rivalidad permanente como es natural entre dos medios de comunicación de igual nivel.
“Chino colorao”, le decíamos los colegas y él, con una voz sonrientemente crítica rajaba de los gobiernos autoritarios, lo cual significaba que en eso estábamos plenamente de acuerdo. Y eso nos ayudó a anudar una amistad sin condiciones, aunque, como ocurre en este oficio, fue una amistad distante, porque nos encontrábamos solo en actividades que tenían que ver con nuestro trabajo.
Nos encontramos algunas veces en el cumplimiento de nuestras misiones y no pocas terminamos conversando y haciendo chistes en la mesa de un bar y aunque él prefería el whisky no desdeñaba las oportunidades de refrescarse con una cerveza helada.
Dejé de verlo muchos años y ahora sé que el 29 de noviembre, hace poquitos días, cumplió 75 años. Nació en Arequipa en aquella misma fecha de 1934.
He leído las palabras que se han escrito en su memoria desde el martes y me conmovió especialmente lo que escribió Diómedes Noriega, quien refiere: “Hace un mes lo llamé y apenas pudimos establecer comunicación. El tumor avanzaba vertiginosamente y casi no le permitía hablar. Ya me estoy muriendo, me dijo. Lo tomé como una de sus tantas bromas y anuncié que lo visitaba en estos días. Hoy recibí esta ingrata noticia... El periodismo pierde a uno de sus mejores representantes, pero yo pierdo a un amigo. Descansa en paz, viejo”.
Diómedes Noriega fue, él mismo lo cuenta, no solo un colega de Hubert, sino “un hijo”, de esos que en el curso de su vida aparecen y principalmente si es del mismo oficio, cultivan una afinidad que se convierte en amistad y luego en una relación filial. Lo eligen a uno “padre” para seguir no solo sus consejos profesionales, sino hasta los de su vida personal. Parece que Diómedes fue esa clase de hijo de Hubert Cam.
Por eso Diómedes Noriega dice en sus sentidas palabras que “nadie puede quejarse de maltrato o improperio suyo. Prefería tratar a sus subordinados más como un padre que como un jefe”.
Premio a su calidad periodística fue el hecho de que fue corresponsal de la UPI para Perú y Bolivia y ocupó también desde 1999 a 2000 la dirección de la Oficina de Prensa del Congreso y hasta el final de su vida escribió entrevistas a polémicos personajes que fueron publicadas en el diario Expreso.
Los que fueron sus subordinados en el Congreso lo recuerdan con afecto pues supo ejercer la jefatura más que con autoridad, con amistad y cariño, tanto que ellos sentían estar con un padre. De modo que Hubert tuvo muchos hijos, quizá varios en cada centro de trabajo donde le tocaba estar y eso habla mucho de su calidad humana sin necesidad de que otros la pregonen.
Su modestia superaba a su calidad periodística, pero sabía tomar sus decisiones y mantenerlas a pesar de las dificultades que podían costarle en la vida. Por eso, cuando el dictador Juan Velasco se apropió de los periódicos y los entregó a sus áulicos con el pretexto de dedicarlos a determinados sectores de la sociedad, él se retiró sin aspavientos del diario El Comercio. Más tarde, recuperada la democracia y devueltos los diarios a sus dueños, Hubert regresó a la sección política de ese diario donde laboró hasta 1983.
Algunos periodistas han perdido a un colega que fue como su padre, el periodismo ha perdido a uno de sus más altos valores y, desde mi modesto pero profundo sentimiento, siento que he perdido a un hermano.
Hubert: siento que Dios te ha dado una sonriente bienvenida y que tú le has respondido con la misma amplia, sincera sonrisa de hombre bueno, antes de ubicarte a su lado para toda la eternidad.
1 comentario:
Señor Podesta ante todo buenas noches. Navegando por la web o mejor dicho, googleando el nombre de mi padre Hubert Cam para conocer aún mas la carrera que tanto le apasionaba, me doy con la grata sorpresa de ver el post dedicado en su memoria. Permítame felicitarlo porque ha sabido captar el cariño y pasión con que mi padre veía el periodismo, el cual le dedico casi toda su vida al haberse iniciado en LA PRENSA. Me reconforta que sus colegas le guarden tanto cariño y respeto como el que tuvo él hacia ellos y aun mas saber que en su paso por los diferentes medios periodísticos en los que le toco laborar, no fue en vano, y que mas bien dejo huella en muchas personas. Dentro del pesar en el cual nos encontramos los hijos y familia de mi padre, estamos con la tranquilidad de que él no nos ha abandonado, sino solo nos ha tomado ventaja en la otra vida, en la cual tarde o temprano nos tocará reencontrarnos. De nuevo muchas gracias por lo manifestado en su memoria y dar a conocer parte de las anécdotas que estoy seguro son muchas más las que han compartido como parte de La Vieja Guardia.
Atentamente,
Paul Cam
41147776
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