miércoles, 1 de julio de 2009

Abrigando a los niños de Caricari

El Gallito y cuatro
voluntarios llegaron con
obsequios contra el friaje



El martes 23 de junio, los niños de Caricari, una lejana aldea perdida en las alturas de Puno, recibieron una extraordinaria navidad que aliviará sus necesidades de abrigo y les permitirá combatir el gélido invierno que en otras zonas de la cordillera ha causado ya 500 muertes de niños por las odiadas IRAS, nombre con que los médicos quieren disfrazara a las infecciones respiratorias agudas.

Los Papá Noeles de aquella fecha llegaron de Arequipa y fueron Álvaro Podestá Cuadros, director del “semanario quincenal humorístico” El Gallito, Pablo Gutiérrez Portocarrero, diseñador gráfico, Jose Cerrón, administrador, José Antonio Baca DÍaz, estudiante de fotografía y Julio Reaño, estudiante de la Universidad Católica.

Con sus frazaditas sin estrenar


A las ocho de la mañana de aquel día, el quinteto arribó en una combi que habían contratado en Puno, bajó bultos envueltos en plásticos azules y de ellos sacó los regalos para los 116 niños de la escuela fiscal y 24 pequeños del wawawasi del pueblo.

Los obsequios consistían en frazadas, zapatillas que de inmediato remplazaron a las ojotas y prendas de vestir especiales para el frío.

Las mamás y los niños recibieron alborozados los obsequios pero no fomentaron ningún desorden y muy disciplinadamente, explican los visitantes, esperaron los regalos que les daban.

Los miembros del quinteto, unidos en Arequipa por el sentimiento común de ayudar al prójimo sin alharacas ni aspavientos, hicieron un llamado a la colectividad para que se solidarizaran con los niños de Caricari. Organizaron un festival musical cuya entrada consistió en una prenda de abrigo en un restaurante cedido sin costo y consiguieron lo que querían llevar a Caricari.

Bien organizados para el reparto


Hicieron una visita previa al lugar para examinar sus necesidades más apremiantes y comprobaron que el frío de este invierno debía ser combatido y en consecuencia, recomendaron a sus donantes que preferían ropas de abrigo para niños.

Se fueron a Puno, como de paseo llevando los fardos de las donaciones. Prefirieron hacer la entrega personalmente, sin avisar de su presencia a ninguna autoridad del pueblo, ni de la provincia y menos de la región.

Desempacar hasta que no quede nada

(Les dolía la imagen de cientos o quizá miles de frazadas quemadas en un patio del Congreso de la República, depositadas semanas tras semanas, a la espera de no se sabe qué. Por otra parte, de las causas y consecuencias del incendio no se ha sabido nada luego de que los bomberos apagaran las llamas, lo cual obliga a la sospecha de que los padres de la patria le deben una más a la ciudadanía y quieren ocultar por qué las frazadas estaban tanto tiempo depositadas allí, sin que fueron enviadas a los lugares donde la gente se moría de frío).

La delegación de amigos de El Gallito se entrevistó con el director de la escuela, don Felipe Santiago Flores Flores, le informó que habían acopiado donaciones de arequipeños especialmente para los niños de su escuela y, con su venia, comenzaron a repartir los regalos de inmediato.

Después de sostener un partido de fútbol con los niños, que los dejó casi muertos a causa de la altura de casi 4 000 metros sobre el nivel del mar en que se encuentra Caricari, y comprobar que todos estaban felices con sus sorpresivos regalos, se dieron la vuelta y esa misma noche estaban en Arequipa, de regreso a sus tareas de siempre.

En busca del niño tímido

Caricari es una comunidad de ganaderos y campesinos que con las recientes heladas la ven negra por la pérdida de cosechas y ganado. En la escuela primaria hay 116 niños de entre seis y 13 años de edad, que estudian en las peores condiciones, sin que alguna autoridad de Educación se entere de sus necesidades y haga algo por ellos, porque nunca llegan por el lugar.

Cambio de ojotas por abrigadoras zapatillas

En el wawawasi hay 24 criaturas que también recibieron sus obsequios en el reparto del martes 26 de junio, pero que necesitan mucho más para vivir una infancia feliz… como los peruanos queremos que vivan los niños.

Álvaro Podestá, director de El Gallito comentó: “Los niños recibieron las cosas muy contentos, con gran entusiasmo y con bastante orden. Son muy educados. Las mamás y las maestras también dieron una manito. En general hubo muy buena vibra en ese lugar y una excelente recepción. Dan ganas de seguir llevándoles ayuda. Y es que la necesitan, los niños del wawawasi sobre todo, hay que ver las sillas en que estudian y casi no tienen material decente para desarrollar sus habilidades. Y los de la primaria necesitan láminas, papelotes, en fin, un montón de elementos que los ayudarían en su educación”.





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