lunes, 4 de mayo de 2009

Acabar con los grilletes del celibato

La historia está llena de
sacerdotes casados o que
tomaron una pareja por amor



La historia del cristianismo no señala que los apóstoles debían dedicarse a su misión y dejaran de lado su necesidad de tener una familia y el caso de don Fernando Lugo (foto), presidente del Paraguay no ha sido el primero ni amenaza ser el último.

La historia también nos cuenta que cada vez que en la época en que vivimos, los escándalos por un suceso similar tuvieron su comienzo, su punto culminante y terminaron por quedar relegados al olvido. Un olvido conveniente para muchos que no quisieron afrontar el riesgo de una decisión que sería necesariamente controvertida.

Y el asunto se fue quedando sin que quienes están obligados a hacerlo adoptaran la decisión que más conviene, es decir, liberar a los sacerdotes y monjas de los grilletes medievales del celibato obligatorio.

La historia de Cristianismo y de la Iglesia Católica abunda en sucesos, que al principio no solo fueron tolerados sino normales en la vida de los sacerdotes. Si no, hagamos un repaso de los acontecimientos.

De hecho, señala un informe de Future Church, “Pedro, el primer Papa, y los apóstoles escogidos por Jesús eran en su gran mayoría hombres casados. El Nuevo Testamento sugiere que las mujeres presidían la comida eucarística en la Iglesia primitiva”.

En los siglos II y III, la llamada Edad del Gnosticismo cuando “la luz y el espíritu son buenos, la oscuridad y las cosas materiales son malas”, se proclamó que “una persona no puede estar casada y ser perfecta”, pero “no obstante ello, la mayoría de los sacerdotes eran hombres casados”.

En el siglo IV aún se permitía la ordenación de sacerdotes casados. Por eso el Concilio de Elvira del año 306, España, emitió el Decreto 43, que decía “todo sacerdote que duerma con su esposa la noche antes de dar misa perderá su trabajo”.

Recién en 325, durante el Concilio de Nicea, se decreta que “una vez ordenados, los sacerdotes no pueden casarse”. Ese año también, en el Concilio de Laodicea, se decreta que las mujeres no pueden ser ordenadas, lo que podría sugerir que antes de esta fecha se realizaba la ordenación de mujeres.

En 385, quien sería el Papa Siricio abandona a su esposa para convertirse en Sumo Pontífice. Poco después se decreta que los sacerdotes ya no pueden dormir con sus esposas.

En el año 401 San Agustín escribe: "Nada hay tan poderoso para envilecer el espíritu de un hombre como las caricias de una mujer".

Y más de un siglo después, en el 567, el Concilio de Tours II establece que todo clérigo que sea hallado en la cama con su esposa será excomulgado por un año y reducido al estado laico.

En 580, el Papa Pelagio II adopta la política de no meterse con sacerdotes casados en tanto no pasaran la propiedad de la iglesia a sus esposas o hijos.





Entre los años 590 y 604, el Papa Gregorio, llamado "el Grande" proclama que todo deseo sexual es malo en sí mismo.

Documentos del Siglo VII demuestran que en Francia, “la mayoría de los sacerdotes eran hombres casados”. Y en el Siglo VIII San Bonifacio informa al Papa que en Alemania casi ningún obispo o sacerdote es célibe.

El Concilio de Aix-la-Chapelle, Francia, de 836, admite que “en los conventos y monasterios se han realizado abortos e infanticidio para encubrir las actividades de clérigos que no practican el celibato”.

Por aquellos mismos años, San Ulrico, “un santo obispo, argumenta que basándose en el sentido común y la escritura, la única manera de purificar a la Iglesia de los peores excesos del celibato es permitir a los sacerdotes que se casen”.

Un caso singular se produjo en el siglo XI, en el año 1045, cuando el Papa Bonifacio IX “se dispensa a sí mismo del celibato y renuncia al papado para poder casarse”.

El Papa Gregorio VII dice el año 1074 que toda persona que desea ser ordenada debe hacer primero un voto de celibato: "Los sacerdotes [deben] primero escapar de las garras de sus esposas", precisa.

El Papa Urbano II adopta el año 1095, una medida que fue calificada de cruel: “hace vender a las esposas de los sacerdotes como esclavas y sus hijos son abandonados”.

El año 1123, el Papa Calixto II, durante el Concilio de Letrán I decreta que los matrimonios clericales no son válidos y en 1139, el Papa Inocencio II, con motivo del Concilio de Letrán II confirma el decreto del anterior Concilio.

El Obispo Pelagio, que gobernó la Iglesia en el siglo XIV “se queja de que las mujeres son aún ordenadas y administran confesiones”.

Durante el siglo XV se produce una transición y se comprueba que el 50 por ciento de los sacerdotes son hombres casados y como tales aceptados por la gente.

Más tarde, durante el Concilio de Trento -1545 a 1563- se establece que el celibato y la virginidad son superiores al matrimonio.

La historia resumida del celibato de Future Church recuerda algo más reciente: Una declaración del Papa Juan Pablo II en julio de 1993; "El celibato no es esencial para el sacerdocio; no es una ley promulgada por Jesucristo".

Y todo esto, nos dice que la historia de la Iglesia y la exigencia del celibato sacerdotal no es cosa nueva y ha estado siempre entre los asuntos del catolicismo que han oscilado entre la permisión y la prohibición, que ha motivado escándalos periódicos de alarmante frecuencia.

¿Por qué no ponerse a tono con los tiempos y permitir que hombres y mujeres dedicados al servicio de Dios, puedan conducirse como verdaderos seres humanos con todos los deberes que implica su condición sacerdotal y con las responsabilidades y virtudes que significa el construir y proteger una familia con amor, comprensión, tolerancia, solidaridad y como ejemplo para la comunidad que los rodea?




Foto: Fernando Lugo (Wikipedia)

1 comentario:

Anónimo dijo...

DIOS LES BENDIGA ME CAUSO INPACTO TODO LO QUE SE ASIAN ANTERIORMENTE EN LO DEL SACERDOCIO PUES MI ESPOSO Y YO FUIMOS UNGIDOS PARA TRABAJAR EN LA OBRA DE DIOS Y PUES TENEMOS VARIOS EJENPLOS EN LA BIBLIA DE SACERDOTES QUE TENIAN A SU ESPOSA COMO ZACARIAS EL PADRE DE JUAN EL BAUTISTA Y DE MUJERES QUE DIOS SIMPRE USO MI RESPETO PARA LOS SACERDOTES CATOLICOS DIOS LES BENDIGA Y LOS AMAMOS