El novelista más amado
y odiado de Noruega
Fue declarado traidor por respaldar invasión nazi
Este año, para más precisión, este 19 de febrero, se cumplirán 150 años del nacimiento de Knut Hamrun para la literatura, y para la vida real Knut Pedersen, escritor noruego acusado de traición a la patria, declarado enfermo mental por su terca adhesión al nazismo, y cuyas obras se hallan en un limbo de proscripción oficial en su propio país.
Sin embargo, he revisado alguna bibliografía posterior y he encontrado que hay numerosas editoriales, no necesariamente en Noruega pero sí en España, Alfaguara, por ejemplo, que han producido obras de Hamsun, lo cual me alegra mucho, porque, me digo a menudo, esa literatura no puede perderse y los demás habitantes del mundo debemos conocerla y disfrutarla.
Cuando durante la Segunda Guerra Mundial, Alemania invadió Noruega, hubo algunos pocos que aplaudieron. Uno de ellos fue Hamsun, quien escribió ciertos panfletos a favor de Alemania y sus razones para hacer la guerra.
El escritor Lars Frode Larsen, uno de sus más versados biógrafos, dice en un análisis que “hay quienes han querido reducir la extensa maratón de su vida a una carrera nazi de cien metros. De esta forma han creído poder forjar la llave del “enigma Knut Hamsun”.
Knut Pedersen quien adoptaría más tarde el nombre literario de Knut Hamsun nació el 4 de agosto de 1859 en Garmo, un recóndito pueblo de la montaña al oeste del Lago de Vaagaa y murió en su granja Nørholm, cerca de Grimstad, la noche del 19 de febrero de 1952, a la edad de 92 años después de vivir una existencia que, dice Frode “se extendió desde los tiempos de los carruajes hasta la era atómica, llena de desasosiego y de dificultades pero rica y, sobre todo, al servicio de la palabra”.
Aún era muy joven cuando “le fascinaba el potencial oculto en la expresión y la vida secreta inherente a las palabras y al idioma”.
Frode comenta: “En un artículo que escribió en 1888, dos años antes de que la novela Hambre le abriera las puertas de la fama, dice: ‘La lengua debe poseer todas las escalas musicales. El poeta debe siempre, en todos los casos, contar con la palabra temblorosa, la que me cuenta las cosas, la que con su acierto puede vulnerar mi alma hasta hacerle gemir. La palabra puede convertirse en color, en sonido, en olor; es tarea del poeta usarla de manera que funcione, que nunca falle y nunca rebote. Debemos poder gozar y burlarnos con la masa de palabras; se debe saber y conocer la fuerza de la palabra, no sólo la fuerza directa, sino también la secreta. (...) Las palabras tienen otras tonalidades, que se encuentran por encima, por debajo y al lado de ellas..’”.
Kristofer Jansen, poeta y religioso que conoció en su juventud a Knut Hamsun, dijo de él que tenía una “pasión morbosa hacia la belleza estética” y “podía saltar de alegría y alborozarse el día entero sobre un adjetivo original y expresivo que se había inventado o que había encontrado en un libro”.
En su libro de memorias, Arcoiris, Marie Hamsun, esposa del escritor, relata cuánto sufría para comenzar bien un libro o un artículo. “Se encontraba deprimido y era inmensamente feliz”, recuerda y añade que Knut muchas veces prometió a su familia que el libro que escribía sería el último. “Nunca le fue posible cumplir su promesa”, dice Marie.
Se acostumbró a las repetidas “aflicciones” que significaba la tarea de escribir y aunque se refería con sorna a su “garabateo”, Marie, quien lo acompañó durante cuarenta años comprendió que escribir proporcionaba a su marido una “verdadera alegría”.
Dice: “Mi amor también debe haber formado parte del ambiente que le era necesario para alcanzar la auténtica felicidad. Pero comprendí que cuando le era imposible comenzar bien su trabajo, no existía nada que pudiera recompensar ese hecho. La felicidad que yo tal vez le pude dar, fue sólo un medio y no una meta”.
En una carta que escribió a Marie, Knut le dice: “…Bueno, ahora veremos lo que valgo. Vida, Muerte o Putrefacción”. Él se encontraba solo en Kristiansand, en la soledad de un hotel, mientras ella y sus hijos se hallaban en Nørholm.
Eran siete hermanos
Hamsun era muy niño, tendría unos tres años, cuando sus padres trasladaron a la familia a Hamaroy en Nordland, para trabajar como agricultores. La madre se dedicaba a la artesanía con lo que trataba de aumentar los ingresos familiares. Knut tenía seis hermanos y él era el cuarto. El padre, ahora dedicado a la agricultura, era sastre de oficio.
Sus primeros intentos de escritor surgieron a la edad de 17 años, cuando publicó un pequeño libro, El enigmático, que fue editado en Tromsø en 1877. Un año más tarde escribió y publicó Bjørger en Bodø, la ciudad ideal para asistir al crepúsculo y amanecer ininterrumpidos que brinda a los turistas el sol de medianoche. Frode recuerda que por entonces también escribió el largo poema épico titulado Un reencuentro en 1878.
Sin embargo, esos trabajos no han trascendido y solo interesan a los investigadores. El éxito que había alcanzado en su entorno local le hizo pensar que su futuro estaba en la literatura. Logró la ayuda de un mecenas, Erasmus Zahl, rico comerciante de la ciudad de Kjerringøy gracias a cuyos donativos pudo viajar llevando lo que consideraba su obra maestra de ese tiempo, Frida, una novela de ambiente campesino. Pero tuvo una desilusión. Nadie en Copenhague, adonde se dirigió como a la gran capital literaria para materializar sus sueños, quiso publicar su obra. Volvió a Cristianía desilusionado
Durante los siguientes diez años, Hamsun llevó una “vida turbulenta y errante”, que lo haría viajar a los Estados Unidos dos veces, primero de 1882 a 1884 y luego de 1886 a 1888. Allí desempeñó los más diversos oficios, desde jornalero, cobrador de tranvía, ayudante de almacén hasta conferencista sobre temas literarios de los países nórdicos. En esa época también escribió incansablemente, pero en la misma medida destruyó lo que le disgustaba. Uno de sus biógrafos dijo de esta época que “la tarea de escribir era para él un desahogo espiritual en un mundo frío y materialista que le obligaba a trabajar continuamente para poder vivir”.
Al volver a Noruega en el otoño de 1888, publicó en la revista Tierra Nueva un cuento que tituló Hambre, que fue acogido con aplausos por “contenido original y su cautivadora técnica”. Dos años más tarde Hambre fue traducido y publicado en ruso y alemán.
Ese fue el comienzo de sus éxitos en la literatura. Publicó Misterios en 1892, Pan en 1894 y Victoria en 1898 en que afianza su predilección por la individualidad de los seres humanos y describe sus traumas con un especial sentido de observación.
Se casó en 1898 con Bergliot Bech, pero el matrimonio solo duró hasta 1906. Hamsun se volvió a casar, esta vez con Marie Andersen, quien fue en definitiva la mujer que lo acompañaría hasta su muerte, a pesar de las frecuentes e irreconciliables discrepancias que sostenían, sobre todo con respecto de sus personales posiciones sobre la Segunda Guerra y la actuación de los alemanes.
Marie, quien nació en 1881, era actriz de teatro y le auguraban una exitosa carrera, pero abandonó todo al unirse con Hamsun. Ambos se establecieron en una granja que adquirieron en Hamarøy, donde Knut vivió en su infancia y donde este pensaba vivir de la tierra y que la literatura les proporcionara solo “ingresos complementarios”. Pero no iban a tardar mucho en darse cuenta de que Hamarøy no era el lugar donde iban a pasar su vida y se trasladaron a Larvik, una pequeña localidad a unos 100 kilómetros al suroeste de Oslo.
Llegado el siglo XX las novelas de Hamsun dejaron de ser un canto al individualismo para dedicarse a temas de mayor amplitud social. De ese tiempo datan Los hijos de la época, escrito en 1913 y La ciudad de Segelfoss, en 1915. Dos años más tarde publicó Bendición de la tierra, por la que en 1921 recibiría el Premio Nóbel de Literatura. Personaje fundamental, el campesino Isak, es descrito por Hamsun así: “Es hombre del campo por su apariencia y temperamento y labrador en todo su ser. Alguien que ha resucitado de tiempos pasados y que apunta hacia el futuro, un agricultor primitivo, conquistador de la tierra, de novecientos años de edad y a la vez un hombre de nuestros días”
La mirada hacia Noruega
Recién después de ser laureado con el Nóbel, los lectores de habla inglesa y alemana comenzaron a mirar hacia Noruega y a Knut Hamsun. En Inglaterra y Estados Unidos, fueron traducidas sus obras anteriores y lograron un gran éxito lo que no ocurrió en Alemania.
En la década del 20 al 30 la popularidad de Hamsun era desbordante. Sus libros fueron traducidos a veinte idiomas en los más diversos países del mundo. Publicó Vagabundos en 1927, Augusto en 1930 y La vida continúa en 1933.
Cuando cumplió 60 años, los escritores más célebres del mundo, entre ellos Thomas Mann, André Gide, Máximo Gorki, John Gaslworhy y H. G. Wells, colaboraron en un libro de saludos que es una verdadera joya por la imaginación desplegada acerca de un hombre que para ellos, probablemente, era un desconocido diez años atrás.
En estos momentos, dice Frode, “comenzaron a aparecer nubarrones en el horizonte político. Adolf Hitler asumió el poder en Alemania y sus armas empezaron a hacerse notar. Hamsun, que había sido germanófilo desde la época del Imperio, tras una guerra mundial y la República de Weimar, mantenía su simpatía por este país. Los años difíciles comenzaron con la ocupación de Noruega por los alemanes en 1940. Desde el punto de vista nacional noruego, pueblo que mantenía una lucha de vida o muerte, Hamsun estaba con el enemigo”.
“Con la liberación, en 1945”, prosigue, “se ataca a Hamsun por todas partes. Le sometieron a un examen psiquiátrico muy riguroso. Los psiquiatras certificaron que Hamsun tenía “sus facultades mentales disminuidas para siempre”.
Es singular observar que lo propio ocurría con Ezra Pound en los Estados Unidos y con Louis Ferninand Céline en Francia, quienes se inclinaron por el fascismo. Al final de la guerra, en 1945, Francia repudió a Céline y lo condenó, dice uno de sus biógrafos, “a un papel de paria”, que lejos de martirizarlo “le hizo gozar”. En cambio a Ezra Pound y a Knut Hamsun los declararon dementes.
Hamsum fue condenado a pagar una indemnización de 325 mil coronas noruegas lo que significó su ruina. Ezra Pound fue condenado a una reclusión de doce años en un manicomio y todos coinciden en que no la pasó mal.
Sus abogados le pidieron en repetidas ocasiones que abjurara de sus ideas pero se encontraron frente a una rotunda negativa.
En su novela Por el camino donde la hierba crece, publicado en 1949, que es una demostración de que su capacidad intelectual estaba intacta, toma su venganza y “ataca al Fiscal General del Estado y a los psiquiatras por el tratamiento a que le habían sometido”.
Frode dice que “es imposible subestimar la influencia que Knut Hamsun ha tenido sobre la literatura europea y americana de nuestro siglo. Lo revolucionario y nuevo de libros como Hambre y Misterios, radicó principalmente en su contribución a la nueva concepción del individuo. Surgió por primera vez en la literatura de ficción el ser moderno, angustiado y enajenado”.
El más merecido Nóbel
Añade que “en 1929 Thomas Mann afirmó que nunca se había concedido el Premio Nóbel a una persona más merecidamente. Escritores tales como Franz Kafka, Berthold Brecht y Henry Miller también han expresado su gran admiración por Hamsun.
En el prefacio de una edición americana de Hambre, en la década de los 80, Isaac Bashevis Singer dice que Hamsun ‘es en todos los sentidos el padre de la literatura moderna –con su subjetividad, su impresionismo, su uso de la retrospectividad (...) toda la literatura moderna de nuestro siglo se puede remontar hasta Hamsun’. Prosigue: “¿Cómo, pues, se valora a Hamsun en Noruega hoy en día? Desgraciadamente tenemos que constatar que su actitud política sigue arrojando grandes y comprometedoras sombras, tanto sobre su obra literaria, como sobre el juicio hacia él como persona. Todavía –transcurridos más de 40 años del término de la guerra– muchos noruegos sienten cierta ambivalencia ante Hamsun, una relación de amor/odio que tiene su origen en esperanzas frustradas”.
“La distinción que la ‘Noruega oficial’ hace del poeta es, de forma llamativa, poco patente. Los noruegos, que gustosos suelen festejar a sus poetas, hacen con Hamsun la excepción. No hay ninguna calle de importancia, plaza ni edificio público que lleve su nombre. Su retrato no adorna ningún billete de banco y no se le ha honrado con ningún sello. Hasta ahora lo más cerca que ha estado Noruega de reconocer oficialmente la figura de Hamsun ha sido un seminario en París dedicado al escritor durante el otoño de 1994, organizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, cuyo objetivo era el de afianzar las relaciones culturales franco-noruegas.
ªNo obstante, aunque Hamsun está ‘muerto públicamente’, ha estado siempre vivo y presente en el debate literario y cultural (...) en el verano del 88 se creó la “Sociedad de Hamsun”, cuya finalidad es la de trabajar por una mayor comprensión, tanto del poeta, como de su obra literaria. La sociedad publica, entre otras cosas, su propio anuario.
En 1995 la Sociedad de Hamsun presentó El sonido del lur, poema narrativo de 56 estrofas, escrito hacia 1870 pero hallado recientemente e inédito hasta la fecha. Que Hamsun es un escritor “vivo” lo demuestran las numerosas filmaciones de sus obras.
Entre las más recientes podemos mencionar “El Telegrafista” (1993), del noruego Erik Gustavson, basado en la novela Soñadores, de 1904, y “Pan” (1994), del danés Henning Carlsen. La última producción cinematográfica sobre el escritor es “Hamsun” (1996), del sueco Jan Troell, basada en el libro del danés Thorkild Hansen, “El proceso contra Hamsun”, de 1978. El actor sueco Max von Sydow protagoniza esta película, que tiene en común con Pan y El Telegrafista el haber gozado del favor mayoritario del público.
La noche del 19 de febrero de 1952 el poeta, el rebelde Knut Hamsun, se extinguió, después de 92 años de una existencia, me imagino, bajo aquellos inviernos del hemisferio norte que fueron para él fuente de inspiración y para sus personajes el escenario fuerte y cruel al cual habrían de enfrentarse, como él mismo, para permanecer en este mundo.
Frode comenta, asimismo, que “en el libro Por las sendas donde la hierba crece, Hamsun se consuela con el hecho de que `el tiempo es un señor inclemente, también para otros: El tiempo roba. El tiempo lo roba todo y a todos`. El tiempo de Knut Hamsun al servicio de la palabra estaba llegando a su fin”.
No pude escuchar a nadie que se sintiera orgulloso de su más grande escritor, como nosotros que donde quiera hablamos de César Vallejo, de Ciro Alegría, de Jorge Basadre, de Mario Vargas Llosa. Eso me dio mucha pena porque en mi juventud, mientras leía entre los años 50 y los 70 las obras de Hamsun, en ediciones argentinas por lo general, no se hacía ninguna alusión a las ideas políticas que habían causado su repudio.
Ahora, como lector de uno de los grandes literatos que ha dado el mundo, formulo mis fervientes deseos de que no dure un siglo más la reivindicación que merece un hombre cuyos libros llevan al lector de dondequiera que se encontrara en el mundo, hacia sus montañas, sus bosques, sus fiordos, sus campos, sus hombres y mujeres, sus pintorescas aldeas campesinas, sus escenarios del hambre, Cristianía y la ciudad de Segelfoss, donde no pasa nada…
La guerra terminó hace más de 60 años y los antiguos enemigos no solo se han reconciliado sino que trabajan juntos en la construcción de una vida mejor, con tolerancia por las ideas ajenas, sin los rencores ni los malos recuerdos de un pasado que debe quedar definitivamente solo para la historia, a fin de llevar adelante el proyecto de una sociedad generosa y digna de vivirse en nuestro siglo y en este mundo.
Los agravios deben quedar en las páginas de la historia para recordarnos que jamás deben repetirse. Y así, en una demostración de generosidad, el pueblo de Noruega debiera hoy levantar la imagen de aquel que no por haber pensado diferente le dio menos gloria y quien, anotan los críticos de hoy, hizo al lado de Henrik Ibsen “la contribución más grande de Noruega a la literatura de la humanidad”.
4 comentarios:
Estimado Lucho:
Acabo de entrar a tu blog y me he deleitado con todos los trabajos que allí publicas. Todos tienen tu sello elegante, objetivo, serio, profundo y cuestionador. Felicitaciones!!
Un gran abrazo:
Renato
Hola Antonio, interesante este articulo, la verdad que me deleité mucho leyendo a Podestá, todos los temas están interesantísimos, sobre todo el de Kmut Hamsun. Personalmente me encanta la literatura, así que gracias por este artículo, saludos bye bye.
Javier
Estimado Lucho:
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Un gran abrazo:
Renato
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